El momento más emotivo del último partido de Andrés Iniesta con el Barcelona tuvo lugar muchos minutos después de su salida del campo, mucho después de entregarle el brazalete a Messi o la ovación de todos los aficionados, incluso mucho después de dejar caer, inevitablemente, las lágrimas. El momento más emotivo del manchego tuvo lugar con las luces apagadas en el Camp Nou, cuando ya todos se habían ido.
Aún con el uniforme azulgrana, como si lo llevará realmente en la piel; descalzo, para que el contacto con el gramado sea aún más sublime; y con las gradas totalmente vacías, Iniesta regresó al campo, se puso en el centro y disfrutó de su propio momento, tal vez el más importante.
Iniesta recibió una ovación de pie del Camp Nou después de ser sustituido a los 82 minutos de su 675to encuentro con el conjunto catalán, con el cual obtuvo 32 campeonatos.
El mediocampista abrazó a Lionel Messi y otros de sus compañeros antes de agradecerle al público y salir de la cancha por última ocasión.
El público coreó su nombre durante los últimos minutos mientras Iniesta veía desde la banca, incapaz de contener el llanto.
“Es un día difícil, pero han sido 22 años maravillosos”, dijo el jugador de 34 años. “Ha sido un orgullo y un privilegio llevar el escudo del que para mí es el mejor equipo del mundo”.