El Kia Stinger había recibido muy buenos comentarios tras su lanzamiento internacional, así que era uno de los autos que más ganas teníamos de probar en Ruedas&Tuercas. Así que, luego de su presentación en Perú, por fin pudimos ponernos al volante de esta nueva apuesta de la marca coreana.
Desarrollado en el Centro de Diseño de kia en Frankfurt, el Gran Turismo de Kia sigue la escuela alemana por sus cuatro lados. Por el frente, luce maloso, la parrilla ‘Tiger Nose’ (Nariz de Tigre) va acompañada con unos faros puntiagudos que se extienden hasta los guardafangos.
En el parachoques, en tanto, tenemos dos grandes tomas de aire hacia los lados que sirven para enfriar los frenos, mientras que sobre el capó hay un par de detalles que parecen tomas de aire, pero no lo son. Es solo un adorno, pero que no se ve mal.
Por el lateral, lo de Gran Turismo se acentúa. Encontramos salidas de aire y, acaso lo que más gusta, la caída del techo, de tipo fastback. Por último, al mirar la zaga, los faros tienen un aspecto bastante curioso, pero con una iluminación nocturna preciosa. Para cerrar con broche de oro, tenemos cuatro tubos de escape que se encargan de sentenciar el aspecto deportivo. Por cierto, como buen GT, la maletera es de tipo hatch.
CONTROL DE CALIDAD
Puertas adentro, lo primero a resaltar en el Kia Stinger es la calidad de acabados. La mayoría de estos son suaves al tacto y, sin exagerar, colindan con lo premium.
Si de confort hablamos, las plazas posteriores están muy bien a nivel de altura y de piernas, lo cual es un acierto teniendo en cuenta la caída del techo. Sin embargo, la tracción posterior hace lo suyo y la plaza central es prácticamente inhabitable por el túnel de transmisión.
Por su parte, la maletera tiene un buen acceso por la apertura del portón y el espacio es bastante aprovechable a pesar de que, debajo del cobertor, tenemos la rueda de repuesto (de menor tamaño) y la batería del auto, con el fin de mejorar la distribución de peso.
MÁXIMA DIVERSIÓN
La versión que tuvimos, la GT, monta un V6 de 3,3 litros biturbo, capaz de otorgar 370 HP y 52,0 kg,m de torque. Este motor va ligado a una caja automática, de convertidor de par, de ocho velocidades. Ambos, tanto motor como caja, fueron desarrollados por Kia.
Lo primero que hay que destacar aquí es la sobrealimentación. Ambos turbos son algo pequeños, de modo que la carga es casi instantánea, lo cual elimina la sensación de lag (retraso) y hasta nos da la sensación de que tenemos más potencia. Lo segundo es que tenemos cinco modos de conducción capaces de influir en la asistencia de la dirección, la suspensión, el acelerador, la caja de cambios y el control de estabilidad.
El modo Comfort es el más apropiado para la ciudad y es con el que más tiempo estuvimos, ya que la configuración de la suspensión, dirección y caja de cambios está destinada al andar suave. Sin embargo, también tenemos un modo “Smart”, que puede adaptarse a nuestra forma de conducción, y otro “Eco”, en el que el acelerador es menos sensible y la caja de cambios siempre buscará la marcha más alta con el fin de ahorrar combustible.
Además de esos modos de conducción, tenemos dos más: Sport y Sport +. El primero de estos endurecen la dirección, sensibilizan el acelerador y la caja de cambios, en teoría, se vuelve más rápida. Decimos “en teoría” porque es aquí donde hacemos uso de las levas y la velocidad de reacción no es de las mejores ni para subir ni para bajar de marcha, pero nada que represente una molestia. Nada es perfecto, vamos.
En el modo Sport +, el Stinger se convierte en un juguete no apto para principiantes, pues se desactiva el control de tracción. Al ser tracción posterior, este auto cobra vida propia y es difícil de controlar para conductores sin la experiencia suficiente, pero, si lo sabes llevar, la diversión es innegable.
Conoce más detalles de nuestra prueba al Kia Stinger la edición impresa (644) de Ruedas&Tuercas. En la galería adjunta, las mejores fotos de nuestra prueba.