No creas que la seguridad en Internet se acaba al desconectarte. Tras varios años en la red, cualquier usuario puede acceder a tu información personal si es que olvidas todo el contenido que has dejado en plataformas, páginas web, foros y demás. A esto es lo que los expertos llaman “huella digital”, una amalgama de datos personales que configuran un perfil completo en línea y representa un objetivo vulnerable para ciberdelincuentes.
La compañía de ciberseguridad ESET destaca la necesidad de reducir y controlar este rastro digital mediante buenas prácticas para evitar su explotación maliciosa. La huella digital se compone de tres tipos de datos:
Estos datos contribuyen a dos tipos de huellas:
“Una buena manera de comprobar el estado de nuestra huella digital es poner nuestro nombre en Google y visualizar los resultados. Allí hay un pantallazo de la cantidad de datos e información que estamos dejando en el suelo digital. Sobre todo porque la huella es seguida muy de cerca por los cibercriminales para llevar a cabo sus acciones maliciosas como delitos y fraudes aprovechándose del robo y la suplantación de nuestra identidad”, explicó Camilo Gutiérrez Amaya, Jefe del Laboratorio de Investigación de ESET Latinoamérica.
La reconstrucción de hábitos diarios mediante la huella digital facilita el diseño de ataques dirigidos, poniendo en riesgo tanto la privacidad digital como la seguridad física. Detalles aparentemente insignificantes pueden ser la clave para revelar contraseñas o información sensible. Además, la dark web amplifica esta amenaza, convirtiendo los datos personales en un mercado lucrativo incluso para menores de edad.
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