Comenzó a dar sus primeros pasos en el Karate, hace más de 15 años, en su amado Iquitos. El tiempo pasó y ella se enamoró tanto de la disciplina que no la abandonó ni cuando se mudó a Lima y el tráfico de la capital le aturdía. Para Ingrid Aranda fue difícil pasar más de tres horas en una combi para llegar al lugar de sus entrenamientos; sin embargo, la deportista no se detuvo, hasta alcanzar sus sueños.
“Yo vivo en Carabayllo, me levantaba a las 4:00 a.m. y pasaba mucho tiempo en el transporte público, pero más podían mis ansias por llegar a entrenar. Comencé a entender que, si uno quiere tener una medalla de oro o convertirse en el mejor, tiene que sacrificar muchas cosas, al final viene la recompensa”, asegura la medallista de bronce en Lima 2019.
Agrega, con esa ambición que la empuja a cumplir sus sueños, que apunta a convertirse en la mejor de su especialidad y clasificar a sus primeros juegos olímpicos. “La pandemia no nos puede parar. Yo no puedo bajar los brazos y en casa no tenemos los implementos necesarios para prepararnos adecuadamente”, resalta.
El próximo paso
Mientras reparte su tiempo entre los entrenamientos y las clases virtuales de Arte y Diseño Gráfico Empresarial, la karateka se mentaliza en retornar con pie derecho a las competencias oficiales en el extranjero, después de un año de para, por la propagación del coronavirus a nivel mundial.
En la última semana de abril, Ingrid Aranda viajará a Portugal, con el objetivo de participar en una Premier League. La exponente nacional pondrá a prueba su experiencia internacional, tal y como sucedió en los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos.
“Hay un antes y después de Lima 2019. Nadie sabía nada de los deportes individuales, luego el país se enteró que existían buenos deportistas. Hemos inspirado a niños y jóvenes. Emociona, porque ahora nuestra gente está atenta a nuestras competencias en el extranjero”, asevera.
Nunca darse por vencido
Ser campeona Panamericana juvenil; además de ser medallista de oro en los Juegos Sudamericanos 2018 celebrados en Cochabamba, ha significado una gran responsabilidad para Ingrid Aranda, teniendo en cuenta que se ha convertido en referente ante los ojos de muchas jóvenes promesas.
Sin embargo, fue complicado el camino que recorrió para lograr esos galardones. La deportista perdió a su padre hace diez años y llegó al punto de querer retirarse. Fue entonces cuando el apoyo de su familia fue fundamental para que ella siga inspirando con su amor al Karate.
“Pude haber dejado todo, pero seguí por amor al deporte. Siempre hay una historia detrás de cada medalla. Hay que valorar cada meta alcanzada. Nunca nos demos por vencidos”, concluye.
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