Feyisa Lilesa, atleta olímpico que representa a Etiopía, logró la séptima medalla (segunda de plata) para su país en los Juegos de Río 2016. El etíope logró ubicarse en la segunda posición de la maratón con un tiempo de 2:09:54 y solo fue superado por el keniata Eliud Kipchoge, quien hizo un tiempo de 2:08:44. Lamentablemente no todo es alegría para el ganador de la presea plateada. Esta es su historia.
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A pocos metros de cruzar la línea de meta, el atleta de 26 años cruzó con los brazos en el aire como símbolo de protesta hacia el gobierno de su país. ¿Qué sucede en Etiopía? El gobierno de turno controla el cien por ciento del parlamento y se realizan abusos por parte de las fuerzas de seguridad hacia los ciudadanos que protestan precisamente por la carencia de derechos humanos, asuntos económicos y políticos como también ciertas cuestiones de identidad étnica.
Las protestas antigubernamentales llevan nueve meses en marcha y hace dos semanas se llevó a cabo el fin de semana más sangriento: las fuerzas de seguridad del presidente Mulatu Teshome acabaron con la vida de 100 ciudadanos.
Sobre esta masacre fue que se quejó el maratonista de dicho país, quien en la conferencia de prensa posterior al evento señaló: "Si regreso a Etiopia o me matan o me meterán preso", generando un clima escalofriante ante los atónitos presentes.
La ayuda internacional no llega y, recién el 10 de agosto último, Zeid Raad al Hussein – Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos – señaló la necesidad de una investigación sobre la cantidad de muertes en el país africano.
Culminando la conferencia, el medallista de plata se levantó, pidió disculpas por lo sucedido y terminó con un "¿Dónde está la ayuda para mí gente? No la veo". Sin duda, un golpe de atención para los derechos humanos.
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