Cuestionamientos innecesarios, miradas extrañas y acoso son algunas de las situaciones por las que tiene que pasar una mujer hincha del fútbol en Brasil. El país sudamericano con más proyección deportiva tiene a machistas en el público.
La agencia EFE entrevistó a dos mujeres asiduas a los estadios de fútbol y les pidió que compartieran sus experiencias. Porque para que haya igualdad de género es necesario saber la verdad.
Roberta Nina Cardoso, de 35 años, es aficionada al Sao Paulo y el acoso es un tema al que tiene que enfrentarse a diario. En especial cuando va con sus amigas al estadio pues no falta quien las llame "lindas", "maravillosas" y "buenotas".
Renata Mendonca, de 28 años, también es hincha del Tricolor paulista. Suele ir al estadio dos o tres veces al mes y, aunque reconoce que hoy es un "poco menos tortuoso", asegura que ir con short significa tener que soportar los silbidos durante toda la noche.
"La mujer no es vista como un género que entiende de fútbol. Ella no sabe de táctica, no sabe qué es fuera de juego, está aquí para ver al jugador: somos encuadradas de esa forma", denuncia Roberta.
A los comentarios insolentes por parte de los hombres, se unen las dificultades para encontrar camisetas para mujeres. Una misión casi imposible que muchas veces las obliga a comprar en la sección de niños.
"La primera forma de pasión de un aficionado es la camiseta. Y para una mujer es muy difícil hallar una de su tamaño. A veces hacen unos modelos con un escote muy raro o de color rosa. No quiero la camisa rosa, quiero la camisa que usa mi equipo", afirma Renata.
Tanto Roberta como Renata coinciden en que parte de estos problemas son responsabilidad de los propios clubes brasileños. Son pocas las mujeres que conforman la directiva y, como tal, no se hace un planeamiento en las estrategias comerciales.
"Tiene que cambiar la estructura dentro de los clubes. Las mujeres tienen que ocupar cargos de gestión", comenta Nina. Quizás este es un buen momento para empezar.