El París Saint-Germain vive atormentado en la Liga de Campeones y este miércoles firmó un nuevo fracaso en octavos de final contra el Manchester United, que despertó los fantasmas del equipo francés para acceder a los cuartos de final. Y las imágenes de Mbappé lo dicen todo. El proyecto catarí de las riberas del Sena naufragó en octavos de final, como cuando la remontada del Barcelona o el año pasado, frente al Real Madrid. De nuevo lo hizo cuando lo tenía todo de cara, un resultado favorable cosechado en Old Trafford que se convirtió en cenizas cuando en el descuento, ayudado por el VAR, el colegiado señaló un penalti que dejó en tierra al Parque de los Príncipes. Fue el colofón a un partido aciago para el PSG, que antes había regalado dos goles y que sólo un tanto del español Bernat, el mismo que les dio el pase a los octavos con sendos tantos ante el Nápoles y el Liverpool, había dejado con vida hasta el tramo final. Los franceses habían dominado ante un inerte Manchester, que plagado de bajas se confió a los errores del rival, incapaz de construir juego, pero que vio como su punta Lukaku se marchaba con dos tantos al descanso. Sin el lesionado Neymar, que lo vio en el palco, sin Cavani, renqueante y que sólo salió cuando no había solución, el equipo de las estrellas construido a golpe de talonario por los cataríes dijo adiós a su gran objetivo. Fue una clasificación increíble, fundada en los errores del rival, asentada solo en la fe en sus opciones, que no perdieron hasta el final. La apuesta defensiva del PSG se le puso de cara cuando en el minuto 2 Lukaku aprovechó un primer error de la zaga parisiense. Fue el joven alemán Thilo Kehrer, de 22 años, quien retrasó de forma suicida el balón, interceptado por el fortachón atacante belga para superar al veterano Buffon. Los parisienses se lanzaron a por el empate que devolviera la calma a su parroquia y el partido se convirtió en un monólogo de posesión y ocasiones. Todo sucedió en el campo inglés y casi todo en la banda derecha, donde Dani Alves fue un puñal. Convertido en extremo por las ausencias, el ex del Barça fue el origen de todo el juego ofensivo y sus combinaciones con Mbappé llevaron a maltraer a la zaga de circunstancias del United. De sus botas nació el empate a los 12 minutos, tras combinar con Mbappé que acertó a cruzar el pase para que Bernat, que superó a Bailly por velocidad, lograra el tanto. El empate pareció apagar a los ingleses, que se conformaron con recibir los golpes franceses, a quienes les faltó puntería en esa fase del duelo. Mbappé, candidato a la Bota de oro, exhibió velocidad y potencia, pero le faltó olfato de cara al gol. Pese a la insistencia de los franceses, fueron los ingleses los que se adelantaron. Esta vez por un error de Buffon, que no supo bloquear un disparo lejano de Rashford, que dejó escapar el sempiterno meta italiano para que Lukaku firmara el doblete. Mbappé pudo sentenciar en un mano a mano con De Gea, pero resbaló y el siguiente despeje lo estrelló Bernat lo estrelló en el palo. Esperó el equipo inglés, paciente, a que llegara un tercer fallo defensivo que les colocara en cuartos, dejándose dominar. Llegó en el descuento, con una mano de Kimpembe casi imperceptible, pero que no escapó a la vigilancia del VAR. Rashford, que no había nacido cuando debutaba en la Liga de Campeones Buffon, marcó de forma imponente y condenó al italiano a, quizá, vivir su último momento en la máxima competición continental. Reaccionó con corazón el PSG en el añadido, pero sin suerte. Solo quedaba tiempo para los lamentos y las lágrimas. Y para la alegría increíble de los ingleses. Fuente: Reuters
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