Eduardo Vargas sacó fuerzas de la adversidad y, apenas dos días después de haber encajado la noticia del infarto que sufrió su madre, anotó cuatro goles en el mejor partido de su carrera y catapultó a Chile a las semifinales de la Copa América Centenario tras vencer a México.
El jugador del Hoffenheim, de 26 años, lloró e incluso pensó en abandonar el torneo, pero cambió de opinión cuando supo que los médicos habían logrado estabilizar a su madre y, por el consejo de su progenitora, decidió permanecer en Estados Unidos, con inmejorable resultado.
Hoy no dudó en dedicar la victoria y sus cuatro goles, en la primera vez de su carrera que marca un cuarteto, a su madre y a su familia.
Ante México, Vargas mostró la versatilidad de su repertorio y anotó de casi todas las formas posibles: con un tiro colocado, en un mano a mano con el portero, de rechace y en una estirada imposible.
Fuente: EFE