Siempre hemos escuchado que los equipos grandes tienen una ocasión y te matan, pero con este Barça parece que es al revés, porque necesita generar mucho para perforar la meta de unos rivales que, con muy poco, le generan peligro. Y esto, sumado a los reiterados errores individuales en defensa, ya hace tiempo que le está pasando factura.
El juego del equipo tampoco no es aquel ‘tiki-taka’, donde la velocidad del balón era lo más importante. Ahora, los de Koeman pecan de exceso de conducción y son ellos los que corren más que la pelota. Además, han perdido la intensidad defensiva que les servía para atacar mejor. El estilo culé requiere presionar arriba para recuperar rápido tras pérdida y así poder empezar el ataque lo más cerca del área contraria posible.
Ahora, esta presión no se está practicando y el equipo necesita replegarse para iniciar desde atrás, con todo el campo por delante para atacar y con menos capacidad de correr y sorprender. Por eso hay más conducción, cuesta más crear peligro y la única solución sigue siendo la de siempre, Leo Messi.
ADRIÀ COROMINAS
[twitter: @adriacat]
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