Durante tres temporadas (y buena parte de una cuarta), Zinedine Zidane contó con la aprobación de casi la totalidad del madridismo, pues conseguir en estos tiempos tres Champions consecutivas, una Liga, una Supercopa de España, dos mundiales de clubes y dos Supercopas de Europa no es un logro fácil. El Real Madrid concretó un reinado en ese continente que se terminó con la salida de Cristiano Ronaldo y el paso al costado del propio técnico francés.
Luego, una serie de circunstancias no le dieron tranquilidad a la plantilla que continuaba bajo las órdenes de Julen Lopetegui, ni la que le siguió tras su destitución con Santiago Solari. Y Florentino Pérez volvió a pensar en su 'Mesías', uno que después de 284 días volvía a situarse en el banquillo merengue. Pero, lo que mal comienza, mal termina, y así fue la temporada 2018-19 del Madrid, peleando solo su clasificación a la siguiente Champions.
Mala gestión en las salidas
Pero no ha vuelto a ser el mismo. Ya antes de culminar el curso anterior, mostró una postura distinta y dejó las políticas de 'todos son importantes' para decir (y actuar) abiertamente sobre a quiénes quería en su próxima plantilla, y a quiénes no. Así, dejó ir a jugadores como Ceballos, Llorente, Reguilón, futbolistas que eran apuestas del club a futuro. Y hasta perdió a Keylor Navas, uno de sus jugadores claves y con el que llevaba buena relación. Pero, sobre todo, su postura hizo que muchos jugadores comiencen a perder valor en el mercado.
Más puntos perdidos que ganados
Llegaron fichajes, algunos muy esperados, otros no tanto, y tras una pretemporada irregular y un arranque de temporada tibia, el trabajo de Zidane y su comando técnico comienza a ser un tema de preocupación en la cúpula del Real Madrid. Tan solo en los partidos que dirigió desde el 16 de marzo, día en el que volvió ante Celta, ha sumado seis victorias, cuatro empates y cuatro derrotas. Es decir, ha perdido más puntos (20 en total) que los que ha ganado (18). Hoy, equipos llamados 'chicos' a los que el Madrid antes le metía tres o cuatro goles, pueden robarle puntos. Sí, la partida de Cristiano Ronaldo (y sus 50 goles por temporada) son significativos, pero salió a relucir la poca efectividad defensiva.
Indecisión en los sistemas
Tan solo en estos tres partidos ligueros, Zidane ha puesto sobre el campo de juego a un Madrid con disposiciones tácticas con patrón distinto. Comenzó con un 4-3-3, con Bale y Vinicius como extremos a pierna cambiada. Pero fue más notorio el 4-4-2 ante el Villarreal, con Lucas y Bale en lo extremos retrasados y dos delanteros centros con Jovic y Benzema. No hay continuidad.
Vinicius no es el mismo
Pero, quizás, el punto que más preocupa a la cúpula del Real Madrid es el manejo de las jóvenes figuras del equipo, muchos de ellos que llegaron en este mercado de pases y que son jugadores prometedores, pero que no tienen (o aparentan tener) espacio en la plantilla principal. Vinicius Junior llegó la temporada pasada y, antes que retornara Zidane, el brasileño de 20 años le devolvió la esperanza a un madridismo que anhelaba un jugador versátil, atrevido, con ganas de comerse el mundo. Sin embargo, tras una lesión y la vuelta del francés, Vinicius quedó relegado y ha perdido esa confianza. Se convirtió en un jugador intermitente y que aporta poco. Esto molesta a los dirigentes, pues saben que es un patrimonio del club y una apuesta a futuro que comienza a perderse sin rumbo.
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