Carla Moolenaar tiene 12 años, le gusta el fútbol y le fastidia tener el pelo largo. La adolescente pertenece al Asturias, equipo que se creó netamente por el amor al deporte rey. Ella, con mucha dedicación, logró convertirse en una de las mejores porteras del Torneo de Ribadeo sorprendiendo a todos con su talento para atajar.
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Sus 1,63 metros la ayudan, es cierto, pero nada hubiese conseguido si no amara lo que hace. Y a sus 12 años ella ama el fútbol. Fue así como junto a su equipo llegó a una definición ante el CD Tropezón.
El cotejo igualó a cero, y es por eso que ambas escuadras tuvieron que irse a los penales. Carla, con los guantes bien puestos y un gesto de confianza, se paró bajo los tres palos, consiguiendo atajar dos de tres penaltis del CD Tropezón. Fue así como su equipo clasificó a la siguiente ronda.
Terminado el partido, el entrenador del CD Tropezón, que se supone debe dar el ejemplo de valores en niños y adolescentes, se mandó con una acusación ante los organizados del torneo.
"Al terminar el partido me contaron que el entrenador del Tropezón había denunciado al comité del torneo que habíamos ido a Ribadeo con un equipo femenino y que, sin embargo, la portera era en realidad un niño. Un niño que se llamaba Hugo. Mi hija, como todas las demás jugadoras, llevaba su nombre detrás, en la camiseta", señaló Asunción Torre, madre de Carla.
Si bien la organización desestimó tal reclamo, la madre se sintió muy ofendida. Luego el entrenador del CD Tropezón que fue un 'lapsus', y le pidió disculpas a la familia de Carla.