El pasado 29 de marzo, el futbolista Ricardo Centurión sufrió uno de esos golpes que, aunque pasen los años, uno jamás se recupera del todo: Melody Pasini, su joven novia de 25 años, murió en un accidente automovilístico en Lanús. Antes del impacto, la muchacha había sufrido un paro cardíaco. Desde entonces, la vida del delantero de Vélez Sarsfield no es la misma.
Mes y medio después de ese fatal suceso, en una extensa entrevista con Radio Continental de Argentina, Centurión abrió su corazón y habló por primera vez sobre la dolorosa y trágica partida de su pareja. Sus declaracionea fueron fiel a su estilo: sin guardarse nada y sin adornos.
“Salir es muy difícil por lo que me pasó, por lo que me está pasando. Estoy con un poco más de fuerza para hablar”, fueron sus primeras palabras. Luego dijo: “Estoy muy enojado, muy dolido por un montón de situaciones con Dios. Él es el que dice cuándo se tiene que ir uno. Hoy me sale eso. Quizá en dos años el pensamiento es otro. Hoy tengo ese pensamiento y ese dolor”, admitió.
“Tengo preguntas, y las respuestas jamás van a llegar. Es un sueño del que no voy a despertar. No se va a revertir nunca la herida ni el dolor que llevo yo y mi familia. No lo voy a superar, sino que vamos a aprender a convivir con esto”, añadió.
“Siempre quería estar a mi lado”
En otro momento de la charla, el futbolista argentino brindó detalles de su relación con Melody y de cómo ella lo marcó. “Llevábamos seis y medio para siete. De convivencia, cuatro años. Ella fue una guerrera. Me enseñó todo. Que lo material y todo eso sirve en el momento, pero no para ser feliz. A los 13 años salió de un trasplante. Y a los 20 tuvo un cáncer... En ese momento estaba en San Pablo, y ella me acompañaba, se volvía después de cada quimioterapia. Ella quería estar a mi lado”, recordó.
“Soy una persona muy cerrada, pero sí le decía que la amaba y la quería. A pesar de que nosotros tenemos muchas facilidades, cometemos errores. Ella lo sabía. Yo cometí muchos errores. Pero ella siempre estuvo a mi lado, me bancó todo, no me soltó la mano. Lo de mi abuela me dolió mucho, demasiado, fue un pilar en mi vida. Pero a los 74 años vivió todo. Pero ella, con 25 años, fue lo peor de mi vida”, aseguró.
Centurión también brindó detalles de lo que ocurrió aquel fatídico 29 de marzo. “En las horas previas ella no había tenido ningún problema. Sólo estuvo mal porque se le habia perdido el perrito durante una hora. En realidad, estábamos solo en Puerto Madero. Y yo había conseguido un permiso para ir a Avellaneda a lo de mi mamá y a lo de su mamá, como para pasarla mejor. Dijimos de esperar a medianoche para que se calmara todo y cruzar el Puente Pueyrredon. Yo salí antes. Ella fue después. Llegó a la casa de mi vieja todo bien, alegre. Y a las 6 se fue a su casa de Banfield para comprar carne y un par de cosas. Y ahí fue que le pasó (el accidente)”.
El fútbol como escape al dolor
Asimismo, a pesar del dolor que lleva encima, trata de ver el futuro con optimismo y afirma que lo más desea ahora es volver a jugar al fútbol. “La vida continúa. Esto es muy reciente. Tengo dolor y resentimiento. Ahora lo mejor que me puede pasar es que vuelva el fútbol. Porque más allá de verte atrás de una cámara, no va a ser lo mismo que tomar mate con los compañeros, que entrenar normal, que te hagan pasar un buen momento. No encuentro otra salida”, finalizó.
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