Yaya Touré es uno de los mejores volantes del mundo. Sin embargo, Pep Guardiola no quiere ni verlo. Pese a que la población de volantes en el Manchester City no es grande, el de Santpedor lo ha invitado de todas las formas a marcharse. Al marfileño parece no importarle.
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La declarada guerra entre jugador y entrenador obliga a preguntarse cuándo y qué motivos llevaron a estas dos figuras del fútbol a una disputa que hoy acapara todas las portadas del Reino Unido.
El origen de esta mala relación se remonta a la segunda temporada de Guardiola en el Barcelona. ¿La razón? Movimientos tácticos que nunca gustaron a Touré y que luego de unos meses más lo harían salir por la puerta falsa del Camp Nou.
Con la llegada de Sergio Busquets al primer equipo azulgrana, Guardiola se decantó por el estilo del canterano. Lo prefería como pivote por delante de la defensa por su habilidad para recuperar el balón y distribuir el juego desde atrás. Esta decisión afectó seriamente a Yaya Touré.
Con el cambio de sistema, al marfileño lo relegaron a la defensa, donde jugó como central en la final de Copa del Rey y en la final de Champions League por la baja de Dani Alves, que trasladó a Puyol más cerca del carril derecho. Poco a poco empezó a dejar de ser protagonista.
El 2 de julio de 2010, el Manchester City anunció que había llegado a un acuerdo con Yaya Touré para las siguientes cinco campañas, a la espera de que el jugador y su representante cerrasen su salida del Barcelona. El marfileño estuvo de acuerdo con la venta, pero dejó la sensación de un gran pena por tener que abandonar el Barcelona.
Los caminos de Guardiola y Touré se separaron, pasaron los años, ambos consiguieron títulos en sus respectivos equipos, pero el destino los volvió a juntar. Y seguramente se volverán a separar porque como ya dijimos en las primeras lineas, no se pueden ver ni en pintura.
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