La posibilidad de éxito suele ser directamente proporcional al nivel de estrés que esto propicia, o dicho de otra forma; cuando más favorito es un equipo, mayor es la presión por no tropezar con el fracaso. No decepcionar suele ser el motor y motivo antes que la busca del éxito. Los mejores de algo, de cualquier cosa, deben lidiar con el antagonismo entre la urgencia por ser héroe y la tentación de terminar siendo villano. Alianza Lima no es ajeno a esto y aunque parecía forjado únicamente para el triunfo con un equipo de ensueño, en Huancayo cayó en cuenta este domingo que -ni con Christian Cueva- es tan bueno como pretendíamos.
Sí, la altura es un adversario más es la ciudad de Huancayo, pero apenas hace falta revisar las estadísticas para entender que jugar tan por encima del nivel del mar no es excusa para perder. Mucho menos para una versión tan mejorada nombre por nombre y posición por posición como lo es este Alianza Lima de Guillermo Salas, que como nunca, cuenta con variantes de jerarquía en cada lugar del campo... ¿o no?
Un error en conjunto
Repasemos: un momento decisivo del partido es el minuto 53, cuando el portero Franco Saravia yerra en el intento de despeje y la pelota le queda servida a Ronal Huaccha para anotar el 2-1. El error es de Saravia, sí. Pero es un error inducido por otro error aún más grave con nombre y apellido, Pablo Míguez, veterano de 35 años cuya imprecisión deja en jaque a su compañero.
Con el rival encima y el riesgo de poner en aprietos al arquero, sumado eso a su trayectoria y rol de experimentado, el zaguero uruguayo pudo resolver mejor. Un primer toque, una pausa y amague, reventarla. Era el instante en que la jerarquía debió salir a flote. No pasó.
Míguez, de muy discreto partido, propició el fallo. Sin embargo, el protagonismo en la tragedia es todo de Saravia porque es el portero y así es la vida de los porteros en el fútbol. Queda preguntarse si además de evitar los goles, el ‘uno’ urge de algunas características que lo hagan capaz de sostener un equipo construido para ganar. Lo digo porque Saravia tiene 23 años y una responsabilidad muy alta esta temporada si sigue siendo dueño del puesto: se viene la Copa Libertadores.
El arquero
Ángelo Campos, un arquero de mayor experiencia, con 29 años y un nivel respetable, perdió el titularato a inicios de febrero, producto de un incidente extradeportivo. Ahí saltó el agresivo proceso de consolidación de Saravia, un portero de muy buena proyección, pero que sobre sus espaldas debe cargar con el estrés de equilibrar el gran repertorio de figuritas de los de arriba con los de abajo. Difícil...
Ese puesto es clave y puede ser determinante para la reinvención que busca Alianza Lima a nivel internacional. Acaba de pasar este domingo y es un aviso claro. Pueden estar los mejores, puede incluso caminar sobre el campo Christian Cueva con toques sutiles, pausas y control de pelota, puede lidiar Sabbag arriba, entrar Hernán Barcos, todos; pero un fallo abajo y chau. Si Huancayo no perdona, menos algún rival en la Libertadores...
Bajos rendimientos
El resto fue un mal partido de Alianza Lima. Impreciso, con individualidades en bajas condiciones, con un estreno de Christian Cueva que fue indiferente al incremento de opciones del equipo de Salas para encontrar el empate. Y es entendible porque llevaba casi tres meses sin jugar. Retarlo a la altura de la ‘Incontrastable’ debió complicarlo más de la cuenta.
La sociedad con Jairo Concha se hizo notoria por momentos, aunque una muy de partido de práctica, con toques inútiles o poco explotables, seguro a nivel del mar esas mismas paredes van a otra velocidad. La derrota no es sinónimo de alarma, pero sí es un recordatorio de que Alianza Lima necesita todavía más trabajo para pulir algunas debilidades. Fue una mala tarde y punto. Sobreponerse es una obligación, pero también implicará un gran reto porque el rival que viene es Atlético Grau en la ardiente Piura.
Salas tiene varias tareas: una es mejorar en la marca y consolidar su habilidad con la pelota para iniciar jugadas en ofensiva con precisión y profundidad. Ahí será clave Christian Cueva, también la posible vuelta de Bryan Reyna.
Como en Huancayo, Piura será una plaza con un factor ajeno al juego (el clima) que puede condicionar el partido. Otra vez, la jerarquía del arquero, la experiencia de los referentes y la jerarquía de las grandes contrataciones son las llamadas a marcar la diferencia. ¿Pensará Salas llevar a Cueva de la asfixiante altura a la saturación del calor en una misma semana?
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