Los hinchas del ‘equipo del pueblo’ noventeros lo recuerdan con respeto por el corazón que le ponía a cada balón dividido defendiendo la franja izquierda. Se comía la cancha, devolvía la camiseta transpirada, jugaba hasta lesionado y derrochaba muchas veces más garra que sus propios colegas del eterno rival. Hablamos del exjugador argentino Carlos Enrique, quien fue campeón del mundo con Independiente de Avellaneda (1984), con River Plate (1990-1991), exseleccionado argentino en la Copa América del año 1991 y hermano menor del ‘Negro’ Enrique, campeón del mundo con la ‘Albiceleste’ junto a Diego Maradona en México 86. De carácter fuerte, frontal y con una personalidad única, el ‘Loco’, a sus 31 años, llegó a Alianza Lima como refuerzo extranjero en julio del año 1994. No le costó la adaptación, pues al poco tiempo se adueñó del puesto, su voz tenía eco en vestuarios y dejó huella por lo que transmitía dentro y fuera de la cancha.
En conversación con Depor, Carlos Enrique saludó a los hinchas íntimos por el aniversario número 122 que están por cumplir, revivió como se jugaban los clásicos del fútbol peruano, contó anécdotas sobre su paso por La Victoria, y confesó su deseo de volver, alguna vez, a Alianza Lima, con otro puesto, sea en conducción técnica o de formador de menores.
El hincha de Alianza siempre lo recuerda como uno de los mejores laterales izquierdos que jugó en los años noventa...
Qué lindos. Ante todo, el respeto a la institución que uno jugó. Acá nadie se la tiene que creer. Yo no pongo las manos por todos los argentinos, las épocas van cambiando. Tengo mucha gente peruana acá en Argentina también que me tiene respeto, pero me lo gané yo. Eso es lo lindo, ganarte el corazón y el respeto del hincha. A veces la manera de defender, mis compañeros corrían y metían igual que yo, me tuve que ganar el respeto de entrada haciendo valer mi carácter. Yo tengo mi personalidad fuerte, y después me fui ganando el respeto de todos.
Alianza Lima cumple 122 años de vida institucional...
Mira, 122, justo el 22. ¿Cómo me dicen a mí? ‘Loco’, no, el 22. Le digo al hincha que siga con el mismo fervor. Nunca me voy a olvidar cuando volví a renovar para Alianza, en la presentación del equipo, ni acá en Argentina me hicieron eso, y mira que gané títulos. Estoy eternamente agradecido con Alianza. Yo me gané el respeto de ellos porque me enseñaron en la vida respetar el trabajo. Yo tenía que dejar todo en la cancha por vergüenza a esa gente que pagaba su entrada. Ojalá que Alianza gane un título internacional.
¿Qué recuerdos de los clásicos del fútbol peruano?
Lo que más se esperaba era el choque Carranza-Enrique. El ‘Puma’ era un jugador bravo. Yo decía una cosa, y me cambiaban otra el periodismo. Yo decía que a Carranza lo quería en mi equipo, era una fiera. Él defendía su camiseta y yo la mía, pero a Carranza le dijeron otra cosa, tiene su temperamento, pero cuando vi que me toreó, no me gustó. Es un ganador, digan lo que digan, siempre llevaba su equipo al frente. Tengo admiración. Buen equipo tenía la ‘U’, a nosotros nos fue bien. He jugado clásicos Independiente-Racing, River-Boca, así que ganan los más inteligentes y los que la metan adentro. Puedes tener buen equipo, pero si no ligas, como en la vida, más allá del juego, pierdes. Jugar con la ‘U’ para mí eran finales del mundo. Cuando tengas esa mentalidad en la cabeza es un progreso. Eso me enseñó la vida.
¿Alguna anécdota que recuerde con Alianza de vestuarios?
Cuando me iba a casar, un viernes, tenía todo armado, y me suena el teléfono. Mi exmujer me dijo que me llamaban de Perú. Arreglamos. Yo no necesitaba firmar nada, mi palabra vale, pero hoy cambiaron las épocas. Me mandaron los pasajes, viajé un domingo. Me recibieron bien, empecé a entrenar. Yo estaba entre los suplentes, recién había llegado a Alianza. ‘Kanko’ (Rodríguez) era duro. Cuando me fui al ataque se me cruzó. Me mató a patadas por arriba. La segunda fue igual, pero ya me enojé. Soy compañero tuyo, no enemigo, le dije. Me respondió: ‘ay, qué chu...’. Uy, se me salió la cadena, termino y te boxeo, le dije, pero después pasó. Un tipo extraordinario. Una fiera. Después me ganó el respeto y el cariño, pero algunos no pensaban igual. Algunos muchachitos que paraban juntos, sé que me falseaban, pero si me los tenía que plantar, lo hacía. Yo quiero lo mejor para mi grupo. Puedo pensar diferente a mis compañeros, pero si me tocas a mis compañeros, me tocas a mí.
Está dentro de sus planes trabajar en el Perú...
Me encantaría. Yo sé que voy a ir al Perú, no sé si mañana o pasado, después iré a Matute, hablaré con algunos excompañeros. Dejé una huella en poco tiempo. Los entrenadores deben invocar jugar con amor, con profesionalismo. Lo digo de corazón, ojalá un equipo peruano levante una Copa, sea la Libertadores, la Conmebol, la Copa del Mundo, sería el más feliz, yo quiero a los peruanos. Son mis hermanos. A mí no me importa la camiseta, me importa el pueblo. Obviamente jugué en Alianza, pero me gané el respeto.
El respeto de todos los hinchas...
Yo vivía en Miraflores, y había mucha gente, los cambistas eran hinchas de la ‘U’, yo tengo mi manera de ser, me llevé bien con todos. Después dentro de la cancha me transformaba, parecía King Kong. Desde muy chico fui así y no cambié. Mejoré mi técnica, mi trato, pero el ímpetu siempre fue el mismo. Yo respeto al jugador de fútbol, tal vez no pensamos de la misma manera, pero nunca te olvides de donde saliste. Nosotros vamos a nuestro barrio donde nacimos, nunca nos creímos nada. La gente de Alianza me recuerda y me pone más feliz, pues quiere decir que dejé algo. Lo triste fue como me fui de Alianza.
¿Por qué?
Yo me quería quedar, pero no se defendía tanto al jugador como con un gremio. Los dirigentes te ponían cláusulas, que no existen en el mundo, que, si tienen mal comportamiento, faltas el respeto te quieren sacar plata del sueldo, yo juego. Si no te enojas, no demuestras tu carácter, temperamento. Si me respetas, yo te respeto, pero si quieres mentirme en la cara no lo voy aceptar. Nosotros vivimos de nuestro trabajo que es el fútbol, hay compañeros que necesitaban su sueldo para darle de comer a sus familias. Yo estuve en Alianza, los dos primeros meses y pegué en el palo, imagínate los chicos. Hay veces que molesta algunas actitudes de los dirigentes. Para ser grande tiene los dirigentes que ser buenos profesionales, darle alegría a su público, el hincha siempre va a estar. El mínimo respeto que debes de tener es dejar todo en la cancha, por eso siempre me van a recordar hasta el día que me muera.
¿Pío Dávila, presidente de Alianza Lima, en el año 94-95, le quedó debiendo dinero? Hoy en día, el club está al mando de una administración temporal, pero un grupo de socios llamado Fondo Blanquiazul compró la deuda de la institución...
Lo más lindo que puede ser pasar es ser ordenado. El aliancista sigue. Hay que hacer un selectivo para los menores, que no sientan cambios. Hay que ser profesional, que sea una sana competencia para pasar a Primera. Yo pasé a nueve marcadores de punta para jugar en Primera en Independiente. Jugué de titular y salí campeón de América, del Mundo, a los 19 años. La experiencia las pelotas, si no manejo un grupo, mejor me quedo en mi casa. Con billetera todos somos Gardel, traes al carnicero y sale campeón, pero tienes que mover los valores desde abajo. Es un proyecto para inteligentes. Los aplaudo de pie para que mejoren. Alianza siempre estará en la lucha, pero con la mente en jugar siempre Libertadores. Cuando fui yo, pasamos la primera fase, pero nadie es ‘cuco’ en esto. Está en la creatividad del entrenador, saber elegir a los jugadores, el fútbol siempre será el mismo. La destreza, habilidad y picardía no se compra, hay que saberlo explotar. Lo dijo Gareca hay que darles bola a las inferiores, es un proyecto lindo y claro. Yo veo mucho cuaderno, libro, pero el fútbol es simpleza.
Luis Advíncula se consolida en Boca Juniors, y Paolo Guerrero acaba de debut en Racing...
Advíncula se le respeta en Boca, igualmente a Paolo Guerrero en Racing. Se va a ganar el respeto, son jugadores con carácter, con hambre, y eso al argentino le gusta. Lo más importante es que sean buen espejo para los futuros jugadores de Perú, que ellos están abriendo puertas en todas partes del mundo. Antes tenías que ser crack para te vengas a buscar, sin desmerecer, ah. Somos de juego parecido, la misma pasión por la gente.
Campeón del mundo con Independiente, jugó selección de Argentina, técnico, formador de menores, también trabajó un proyecto de seguridad de los estadios en Argentina llamado ‘Tribuna Segura’...
Yo desarrollé algo muy lindo. De menor a mayor. Mi proyecto era capacitación a nivel nacional. Yo no quiero que vivan mi propia creencia, pero sí está lo bueno y lo malo. La formación es buena, charla en los clubes, en los colegios, lo que es la vida. Todos tenemos que tener la misma posibilidad en ser alguien en la vida, pero tiene mucho que ver en el hogar. Yo inculcó a mis hijos sean diez veces mejor que yo, igual mis nietos. El tema ‘Tribuna Segura’ fue un proyecto mío, siempre hablar a chicos, aconsejar lo mismo que veo yo. En el colegio había muchachos que ya iban a la barra. Había chicas embarazadas, muchachitos atorrantes, a esos lo conozco yo, ya viví antes que ellos. Todos tenemos problemas, me referí a ellos, con respeto, pero les hablé a través de la charla. De cien que entiendan la mitad para es un logro. Tengo proyectos muy grandes, ya verán. Acá hay un conjunto de cosas, no soy dueño de la verdad.
¿Cuál es su mensaje al hincha de Alianza?
Al hincha de Alianza, al hincha del pueblo peruano. Yo no me olvidé que los peruanos fueron solidarios con nosotros en Las Malvinas. Por eso son mis hermanos. A mí me tocó hacer el servicio militar en el 82, yo no fui a la guerra porque me cambiaron al jugar en selección juvenil con Independiente, pero sí fui a la última convocatoria que estaba cerca de Avellaneda. Nosotros somos respetuosos de los que nos dan trabajo. Cuando aprendamos eso, y tengan esa fuerza todos, espero que viva muchos años para poder coincidir.
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