En tiempos de crisis no hay mejor alternativa que volver a lo seguro. Así lo entendió Sporting Cristal tres meses después de haberle ampliado contrato por las próximas dos temporadas a Manuel Barreto, en una acción que a mediados de noviembre del 2019 sustentaban ante la opinión pública como “pilar fundamental de su proyecto deportivo”.
La interacción emocional entre el hincha y el técnico nunca fue buena, es cierto. Los resultados tampoco ayudaron. Ni hubo un respaldo alentador cuando llegó la tempestad con el 4-0 en Guayaquil. El pilar fundamental, es evidente, lo fue dejando de ser hasta poner en jaque aquello por lo que se jactaban: su proyecto deportivo.
El resultado manda. La fórmula se repite: volver a lo seguro, como hizo Alianza Lima en abril del 2019 repatriando a Bengoechea luego de la fallida apuesta con Russo.
Derrotado en el juego dentro del campo, a Barreto tampoco le resultaba fácil ganar el otro partido. Es más, casi nunca lo hizo: el del micrófono y los reflectores. Ahí, Roberto Mosquera es un especialista con maestría y doctorado. Ayer, en su presentación, dio cátedra de las capacidades que un entrenador debe adquirir para sobrestimular al hincha con naturalidad y consecuencia.
El estilo, muchas veces, suele ser más importante que el método. La llegada de Roberto Mosquera resulta idónea en un equipo que, hasta que logre levantar cabeza, necesita de un blindaje supremo. Eso, en el discurso florido del nuevo técnico, sobra. Y por supuesto, siempre queda el respaldo de su jerarquía en ejercicio. Eso sí, como en el caso de Bengoechea, queda esperar a ver que resulte.