El cariño de Gregorio Pérez por Universitario de Deportes es genuino. Más allá de que ya pasaron casi tres meses desde que se anunció su partida de Ate, su postura es la misma: sigue con entusiasmo el presente del equipo (marcha puntero; hoy con Ángel David Comizzo al frente) y no pierde contacto con la ’12′. En entrevista con el periodista César Vivar, el ’Maestro’ confesó cuáles fueron sus mejores recuerdos con la crema, las propuestas que llegaron y, por supuesto, que está listo para asumir cualquier reto que llegue: “Somos conscientes de la edad que tenemos, pero eso está en el documento. En mi cabeza y acá (se señala el corazón) hay 40 años menos”.
Hace unos días conversé con Pablo Bengoechea y justo recordamos que la última vez que se vieron en Perú, de manera extraña, fue en el clásico (el pasado 8 de marzo, Universitario venció 2-0 a Alianza): ¿continúa la comunicación?
Con Pablo Bengoechea sigo en comunicación, ahora está con su familia en Rivera. Y sí, fue extraño ese clásico porque en definitiva dos personas que tienen una amistad muy profunda, donde cada uno estaba cumpliendo su rol -más allá de que con Pablo todos sabíamos que había dado un paso al costado-, se dio algo medio raro. Luego se suspendió el fútbol y yo tampoco pude regresar. Ese clásico para los dos amigos fue el final del año.
Pese al poco tiempo (solo dirigió las seis primeras fechas de la Liga 1 y hasta la fase 2 de Copa Libertadores), siempre hemos dicho que usted dejó un gran recuerdo en Perú. ¿Cuánto lo gratifica?
Hasta el día de hoy tengo un ida y vuelta con los hinchas de la ’U’, y con los que no son hinchas de la ’U’ también. Recibo mensajes lindos, que son un masaje al alma. Más allá de perder y ganar, dejamos algo en el camino. Te llega un reconocimiento que nos da orgullo, que todavía se acuerden de uno. No ganamos un campeonato, no tuvimos una buena Copa Libertadores, más allá de que éramos conscientes de que era difícil avanzar, pero hubo un ida y vuelta de mucho respeto y luego llegó el afecto, que es recíproco. Esas cosas a uno le llegan de una forma que profundiza mucho más ese afecto.
Y hoy no estoy ajeno a lo que pasa en el Perú, que lamento que haya mucha gente infectada y fallecida. Y trato de seguir de cerca también el reinicio del torneo, tuve la posibilidad de ver algún partido. Vamos a seguir viendo para no perder ese hilo que comenzamos a principios de año y que nos ilusionó tanto. No nos queda más que desearle lo mejor a la ’U’, a su gente, a sus jugadores y a todo lo que rodea a la institución.
¿Siente que la administración utilizó la pandemia como un pretexto para su salida?
Soy un agradecido a quienes me dieron la posibilidad de llegar al país y que me hayan contratado para dirigir a un equipo tan grande, porque esa es la realidad. Fue un orgullo dirigir a la ’U’, por su historia, por lo que significó y por lo que significa con tantos millones de hinchas. Lógicamente nosotros éramos conscientes de la situación y que estamos en una edad que se encuentra en un círculo de riesgo. Pero esperábamos sinceramente que de alguna forma fuéramos protegidos para poder regresar. Pero hubo alguna sugerencia que nosotros entendíamos que nosotros no lo podíamos llevar a cabo, como hacer responsable a nuestra familia. No venía al caso. Incluso tengo entendido que de repente hay una persona que estuvo vinculada al plantel, que está cerca de los 70 años o 69, 68. Quiere decir que las cosas no se dieron y Dios dirá. Nos quedamos con ese deseo de cumplir ese sueño. Igual tengo mucha fe de que la ’U’ tiene un gran plantel para llegar a la definición del torneo.
¿Tiene contacto con jugadores del plantel?
Todos nos saludaron (cuando se desvinculó de la institución) y todavía hay algún contacto. Yo trato de pasar desapercibido, más allá de que tienen que ser conscientes de que uno les desea lo mejor, por una sencilla realidad, hay otro comando técnico. Pero eso no quiere decir que la amistad que creamos y ese respeto no continúe. Y tampoco le mentiría si le digo que no tenemos contacto. Sí tenemos con muchos, en el sentido de saber cómo estamos, la familia. No hablamos nada de fútbol. También me llaman muchos hinchas, muchos colegas suyos, que es un halago también. También tuvimos la posibilidad de llegar a un país donde no nos conocían y que el ida y vuelta fue con mucho respeto y cada uno ocupando el lugar que correspondía. No le paso la mano a nadie porque si tuviera que decir otra cosa, no la diría.
Hace algunas semanas, Antonio García Pye, hoy gerente de selecciones y que en algún momento trabajó en Universitario, señaló que los dos exadministradores eran como dos niños peleándose por un juguete, que en este caso es la ’U’, y que se podía romper en cualquier momento. A mí la frase me impactó...
Ya hemos hablado lo que significa la historia de la ’U’. Mucha gente que quizá ni nacía cuando yo vi jugar a la ’U’, a los grandes equipos de la ’U’ en la Copa Libertadores. En fin, es un tema que tiene que ser laudado, en el sentido de que hay que buscar el beneficio para volver nuevamente a ese camino.
La ’U’ es un club muy grande, con millones de hinchas, y esos hinchas se merecen un club ordenado y que nuevamente se vuelva a encaminar para revivir lo que lo hizo tan grande. Ojalá que eso pueda llegar a buen puerto, que pueda haber unión y que todos aquellos vinculados a la ’U’ tengan la tranquilidad, y aquellos que lo representan, que son los jugadores, tengan el respaldo para volver nuevamente el éxito.
¿Llamaron al celular de Gregorio Pérez en este tiempo?
Hubo algún llamado para volver a dirigir, pero lo pensamos. Tratamos en su momento de pensarlo, pero después no lo profundizamos. Más allá de que sea un club importante, no vimos algo que sea tan claro como para volver a salir nuevamente. Inclusive en ese país no empezó la competición y hay otro país donde trabajé, que ya comenzó la competición, y que hubo conversaciones y tampoco llegaron a buen puerto.
Igual estoy tranquilo, tenemos la llama viva y esta profesión, o sea la pelota de fútbol desde que tengo uso de razón, es parte de mi vida. Primero está mi familia lógicamente y luego está el fútbol, que es mi pasión. Por eso, tenemos paciencia, más allá de que extrañamos el día a día y más allá de que en su momento esa ilusión se cortó y nos pegó, porque somos humanos y sentimos las cosas que hacemos, pero bueno, hay que tener paciencia. Somos conscientes de la edad que tenemos, pero eso está en el documento. En mi cabeza y acá (se señala el corazón) hay 40 años menos.
Intuyo que lo llamaron de Paraguay y no de Perú. ¿Estoy bien?
Sí, de Perú no y de Paraguay sí.
¿Extraña ese contacto que tuvo con Danielito? Se lo pregunto porque fue otra imagen que quedó muy marcada...
Con Danielito, el ayudante técnico. No tengo contacto, pero tengo un gran recuerdo. Tengo fotos en el estadio, en el entrenamiento, pero más allá que no tengo contacto, tengo un gran recuerdo especial. El día que nos encontramos en Campo Mar fue muy importante para los jugadores. Lo hicieron participar y después hubo un hecho que no es menor, que es muy importante, y que justo había una conferencia de prensa, y con mucho respeto lo hicieron participar.
Y esas son cosas que también tienen su gran valor, de que aquel que quiere ser protagonista, realmente sienta que tenga la respuesta del otro lado. Fueron momentos muy lindos, pero el del estadio nos tocó profundamente.
Lo noto fuerte. Esa fortaleza hace que por su cabeza pase la idea de que en algún momento haya un segundo capítulo en Universitario, respetando claro a este comando técnico...
Me siento fuerte para seguir en el fútbol, me siento fuerte para dirigir nuevamente en Perú, y sería un halago si algún día la ’U’ me necesita. Pero quiero aclarar algo, de corazón deseo que a la ’U’, a los jugadores, al comando técnico, a la gente que lo rodea y a los 11 millones de hinchas les deseo lo mejor. No soy un hombre egoísta ni envidioso, todo lo contrario. Si no tuve la posibilidad de continuar y lo pueden hacer otros, pero no me puedo olvidar de quién medio la oportunidad de llegar, no me olvido de quiénes me defendieron, que son los jugadores de fútbol, los de pantalones cortos dentro de la cancha y voy a estar eternamente agradecido. Y a todo el comando técnico que nos rodeó, que son grandes personas y grandes trabajadores. Para mi sería una felicidad muy grande que puedan culminar.
Estuvo cerca de ese comando técnico alguien que usted conoce mucho y es reconocido a nivel mundial. ¿Qué significó contar con Héctor Chumpitaz?
Héctor Chumpitaz era un monstruo como jugador cuando lo conocí, lo recuerdo bien. Personalmente lo vi jugar en la ’U’ y en la selección, con actuaciones que tuvo en Uruguay, por Copa Libertadores y Eliminatorias. Sentí una gran satisfacción cuando le di la mano y lo conocí. Un hombre con una gran humildad, tiene la humildad de los cracks, un hombre de mucho conocimiento, de hablar poco y lo justo.
Yo realmente hice una linda amistad con él. Héctor se comunicó con nosotros una vez que quedamos al margen del club. Yo estuve muy cerca de su hijo cuando él y su señora estuvieron internados. Tengo un lindo recuerdo de Héctor. Mi deseo es que siga muchos años más en la ’U’ y aportando al fútbol lo que él puede aportar todavía.
Esto es una percepción y habla muy bien de usted, porque en algún momento hubo preocupación por la continuidad de Urruti, Dos Santos y Alonso. Usted, entonces, manifestó que ellos volverían porque son profesionales y se deben a Universitario. ¿Llegó a tener esas conversaciones con los jugadores?
Sí, cuando ellos me llamaron y me saludaron como todos los muchachos. Lógicamente que en ningún momento noté alguna duda de ellos de no continuar, todo lo contrario. Y alguno de ellos tuvo ofrecimiento para irse y no lo aceptó. Su idea era quedarse en Universitario y eso es muy loable. No es muy común en el mundo de hoy. Incluso me quedé contento que se recuperó Dos Santos, que tuvo la mala suerte de la lesión, pero que ya el técnico lo tiene en sus planes. Aparte de buenos jugadores, son buenas personas y buenos profesionales.
¿Cuál es el balance que hace de su paso por Universitario?
Siento que me faltó tiempo para las dos competencias juntas (la Copa Libertadores y el torneo local). Nosotros hicimos una preparación acelerada, pero entendíamos que teníamos que aprovechar un ofrecimiento que se le hizo a la ’U’ a través de Jean Ferrari, para ir a Argentina. Y luego de jugar un amistoso con San Martín, nos fuimos a jugar con Huracán y con Boca. Ahí de alguna forma, con la sapiencia de Daniel Curbelo, el preparador físico, y con Adinolfi, de alguna forma desarrollamos algunos trabajos que nos permitían competir con exigencias, pero también sobrellevando la parte física, porque teníamos a la vuelta de la esquina el comienzo del torneo local.
Fue un desgaste grande y fue muy importante lo de Argentina, porque ahí nos dimos cuenta hasta dónde podíamos llegar y que podíamos ser protagonistas, más allá de que perdimos en el segundo tiempo y bien (contra Boca). Pero en el partido con Huracán y con Boca, en el primer tiempo, a nosotros nos dio un panorama y a los futbolistas también de que podíamos pelear para llegar a la zona de grupo de Copa Libertadores.
Luego tuvimos enseguida la Noche Crema, después nos fuimos a Venezuela y tuvimos poco tiempo de recuperación, que tampoco es excusa, pero cuando empezó el campeonato y teníamos que jugar con Cerro, nos dimos cuenta que quizá nos faltaba potenciar con tres o cuatro jugadores más para las dos competiciones. Para el nivel local la ’U’ tiene un muy buen plantel, pero nos faltaba potenciar para sobrellevar las dos competiciones y con viajes incluidos. Estuvimos cerca, pero nos faltó tiempo. Hoy fríamente, con un poquito más de trabajo y tiempo, quizá hubiéramos logrado un resultado mejor.
Cuando usted me dice tres o cuatro jugadores, ¿es un jugador por línea o más en el ataque?
Yo diría que era un jugador por línea para tener recambios, para afrontar las dos competencias. Porque yo tenía una fe grande, como los jugadores, que ante Cerro se podía pasar. No nos dio y tampoco hay excusa. Por algo son las cosas y el resultado se dio así. Pero yo creo que para competir en lo internacional y en lo local, uno tiene que tener un plantel más numeroso con unos futbolistas más de experiencia.
Nos enteramos que usted en algún momento trabajó en una estación de servicio (grifo para nosotros). No sé si nos puede contar algunos pasajes de esa historia...
No tengo ninguna vinculación, todo lo mío fue con fútbol. Pero lógicamente hay etapas, una vez que terminé mi carrera como jugador y una familia conformada con hijos chicos, hubo momento difíciles como nos toca a todos. Más allá de que luego de dejar el fútbol, enseguida comencé a dirigir. Pero también tuve mis momentos que no lo hice y tenía que salir a buscar el peso, a parar la olla. Hice varias tareas para que de alguna forma pudiera mantener a mi familia y seguir con la posibilidad de mantenerme como técnico de fútbol.
¿Era usted quien echaba el combustible?
No, era sereno. Fueron momentos que se tuvo que hacer esa tarea, pero no me da ninguna vergüenza manifestarlo.
Cuando ve fútbol, no sé si vio la final de la Champions o ahora que está el torneo uruguayo, ¿sigue haciendo algún gesto como cabecear o eso es solamente cuando está al costado de la cancha (dirigiendo)?
A veces me da por hacer un gestito, pero es parte de lo que uno siente. Estamos mirando televisión y tranquilos, hago mis descargas en la parte física sobre todo en las mañanas. Salgo a correr, a caminar, hago gimnasio, que es muy importante.
¿Tomó con gracia lo que salió en los medios, de que usted terminó de definir con Dos Santos el gol ante Cerro Porteño (en el Monumental)?
Es parte de lo que se estaba jugando y uno no podía estar ajeno. Lo demostré inconscientemente, porque lo sentía así.
¿Es cierto que desde su ventana se ve el Centenario?
Sí, se ve el Centenario, principalmente la tribuna Olímpica y parte de la Colombes.
¿Se queda pensando en lo que es ese monumento del fútbol o simplemente disfruta de la vista?
Disfruto de las dos cosas, porque cuando salgo al balcón del departamento me hace acordar de cosas inolvidables. Uno tuvo la gran suerte de poder estar ahí, adentro de la cancha y hasta de disfrutar de la tribuna. Es un monumento que tiene una gran historia y que nosotros tenemos un gran orgullo por el mismo, por lo que ha significado no solo para nosotros, sino para el mundo.
Usted dirigió en varios países: nómbreme tres cosas que no pudo dejar en Uruguay...
El pasaporte, el silbato y el reloj que van juntos. Y siempre que pude llevar a mi señora, el mate y el termo.
Cuando habla del pasaporte siento que está hablando del sentido de pertenencia de ser uruguayo...
Tenemos un sentido de pertenencia como cada ciudadano del mundo de donde nació, son nuestras raíces como son las suyas con su Perú.
¿Qué le dio el fútbol y qué le quitó?
Al fútbol le di todo lo que realmente sentía, con mucho profesionalismo y con respeto, pero me quitó otras cosas. Lógico que todo lo que que queremos no podemos llevarlo a cabo. Por mis salidas y estar viviendo de esta mi profesión, en los comienzos no pude disfrutar de mis hijos como ahora lo hago con mis nietos. Y eso en definitiva es un debe, pero cosechamos otra cosas.
En la pandemia llegó la información de que Sergio Markarián renunció a Danubio para no cobrar ese sueldo y no ser esa carga: ¿tiene usted relación con él?
Hace muchos años que conozco a Markarián, inclusive en sus comienzos como técnico me dirigió en Bella Vista. Yo estaba cerca del retiro. Tengo una buena relación, hace mucho tiempo que no hablo con él. Un hombre que ha recorrido el mundo, que le ha ido muy bien, una muy buena persona y ha sido un técnico muy exitoso.
¿Usted siente que es un técnico más paternalista o cómo se definiría?
Yo desde mis comienzos como técnico me siento un paternalista, trato de estar cerca del futbolista, ayudarlo en lo que pueda, y lógicamente cada uno tiene que ocupar el lugar que le corresponde y el jugador se da cuenta de eso. Sabe muy bien, no hay por qué manifestarle nada para marcarme el lugar. Siempre traté de darles un mensaje, no consejo pero un mensaje. Que vivan para el fútbol, para la institución que representan y que no olviden que cuando se acaba la carrera de futbolista, la vida sigue 40 o 45 años más y hay que prepararse para ello.
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