André Carrillo es de esos futbolistas que agarran la pelota y a todos nos da la sensación de que algo puede pasar. (Dideño Depor)
André Carrillo es de esos futbolistas que agarran la pelota y a todos nos da la sensación de que algo puede pasar. (Dideño Depor)

Llegó el momento. André Carrillo nos intentará demostrar a todos que no se equivocó al irse al fútbol de Asia. Ya ganó todo lo que tenía que ganar en esa parte del mundo. Se quedó con la Supercopa de Arabia Saudita, levantó el trofeo más preciado del continente: la Liga de Campeones de Asia, y ayer derrotó al campeón de África, Espérance de Túnez, por el Mundial de Clubes. Ahora la Culebra pretenderá extender sus logros derrotando a un equipo proveniente de una liga “más competitiva” para callar todas las críticas que recibió y así también mostrar la valía de su equipo y principalmente la suya. El martes, el Al Hilal jugará la semifinal del torneo frente al poderoso Flamengo. El partido marcará el reencuentro del extremo peruano con Jorge Jesus. El técnico campeón de la Libertadores que lo dirigió en Portugal y fue el que lo llevó a Arabia.

Fui muy crítico con André Carrillo por su decisión. Siempre consideré que es un jugador distinto que debía mantenerse en el más alto nivel. André es de esos futbolistas que agarran la pelota y a todos nos da la sensación de que algo puede pasar. Tiene el balón y siempre propone. Va para adelante. A veces le sale y a veces no. Pero para cualquier técnico vale la pena el riesgo porque por sus condiciones las probabilidades de que gane son altas. Sin embargo, es verdad que no tiene gol. En cuarenta y dos partidos en el Al Hilal ha marcado sólo seis goles. Quizás por esa falta de contundencia nunca llegó a un grande de Europa. Pero para mantenerse allí, le sobraba. Lo único que explica su partida es lo económico. Nada más. O por lo menos eso creía.

Vuelvo al partido de ayer. Es importante subrayar que lo de André Carrillo fue extraordinario. Jugó los noventa minutos de volante por derecha en ese 4-4-2 que propuso su técnico Razvan Lucescu. El Al Hilal es un equipo que intenta no dividirla, con un juego estructurado y con Carrillo como pieza clave de desequilibrio. El arquero Al Maiouf juega mucho con los pies y el central coreano Jang es el que más sale desde abajo. Por su parte, los que mayormente trasladan la pelota son el brasileño Eduardo y el colombiano Cuellar, quienes de manera constante buscan a la Culebra en zona de peligro. Arriba jugó Khribin porque Bafetimbi Gomis estaba golpeado. Carrillo hizo un gran trabajo de ida y vuelta, pero principalmente destacó en ofensiva. Inició desde la derecha, pero por su juego tiene libertades para buscar el balón. Dejó mal parado al lateral por izquierda del rival en numerosas ocasiones y en total le conté cuatro asistencias de gol, que solo una de ellas fue aprovechada. Por eso André se llevó el premio al jugador del partido por la FIFA.

Ahora, en las semifinales ante Flamengo –que estuvo en la tribuna viendo el partido–, André Carrillo tendrá la gran chance de exhibir el nivel de competitividad de su club. Podrá exponer en la cancha que no solo priorizó los euros, sino el juego. Ahora André intentará callarnos la boca a todos los que lo reprochamos. Bienvenido sea.

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