La gira de la selección a Estados Unidos nos sirvió para confirmar que tenemos un once competitivo, que sabe a lo que juega y, con todas sus armas, es capaz de ganarle a cualquiera. Está claro que estamos lejos de ser una potencia y somos un equipo chico, más bien, al que no le sobra nada, pero que también tiene sus fortalezas. Sin grandes estrellas, pero por lo general sólido, solidario y con personalidad.
El ensayo del martes con varios suplentes ante EE. UU. nos permitió constatar el buen criterio del técnico para elegir a los titulares, porque las diferencias entre unos y otros son, en algunos casos, abismales. En esta edición abordamos el tema y planteamos algunas opciones para reforzar el plantel en aquellas posiciones que más lo demandan.
Pero más allá del buen ojo del técnico para convocar a los seleccionados, Gareca tiene un universo limitado para elegir. Tenemos un problema serio y es que los clubes peruanos producen pocos jugadores de calidad. A diferencia de lo que ocurre en países como Argentina, Chile o Colombia, donde los clubes funcionan como verdaderas fábricas de jugadores, en el Perú este esfuerzo es escaso y se circunscribe al puñado de instituciones que apuestan por sus divisiones menores.
Antes que quejarnos, lo que nos toca es cambiar. No podemos pretender lograr resultados distintos si seguimos haciendo lo mismo. Pero si nuestros clubes aceptan el desafío y se convierten en productores y exportadores de jugadores, como ocurre en países vecinos, habremos dado el gran salto y dejaremos de sufrir, como ahora, para encontrar alternativas para la selección.
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