Es preocupante el actual clima de enfrentamiento en la Federación Peruana de Fútbol. Juan Carlos Oblitas, director deportivo de la FPF, denunció ayer que hay directivos al interior del ente que encabeza Edwin Oviedo que lo vienen hostilizando para desestabilizar su trabajo y forzar su salida.
Oblitas hizo la denuncia a partir de la difusión de imágenes donde se le ve conversando con el cuestionado presidente de la FPF durante la visita que el comando técnico y la plana mayor de la federación hicieron ayer al complejo deportivo que se construye en Chosica. Según el ex técnico de la selección, el video y las fotos se difundieron sin su consentimiento y atentan contra su privacidad.
Más allá del inmediato desmentido del equipo de comunicación de la FPF, el incidente desnuda el divorcio evidente entre Oblitas y las áreas corporativas de la federación. Ya se sabía de la existencia de presiones y desencuentros, pero no había trascendido el grado de deterioro de la relación, que parece prácticamente rota.
Este conflicto enciende las alarmas por las consecuencias negativas que puede tener sobre el trabajo de Ricardo Gareca y el proceso a Qatar 2022. Un entorno tóxico podría echar por los suelos lo avanzado en los últimos años, cuando conseguimos volver a un mundial gracias a la unidad de jugadores, cuerpo técnico, dirigentes, medios y afición.
Aquí confiamos en que las partes en pugna recobren la serenidad y resuelvan sus problemas en la interna. Recuerden que la selección y el fútbol peruano son el bien mayor y deben estar siempre por encima de cualquier interés subalterno.
Escribe: Guillermo Denegri