Por Andrea Closa
andrea.closa@depor.pe
Lo normal es que quien pierde en el camotito, se ubique al medio y baile. El resto aplaude y ríe. Luego, el ejercicio se repite y el entrenamiento de la Selección Peruana comienza. El viernes no fue así. Los tres arqueros salieron y comenzaron a trotar alrededor de la cancha. Si la demora del resto de jugadores ya anunciaba algo, media hora después sus rostros lo evidenciaron. No había risas, aplausos, ni chacota. Ni el israelita, el hincha que se caracteriza por alentar durante los entrenamientos, cantaba. Se respiraba tensión. Había incertidumbre. Nadie hablaba. No hacía falta: el silencio lo decía todo.
La noticia de Paolo Guerrero, capitán de la Selección Peruana, afectó a todos. El bajón anímico era totalmente comprensible. Por eso, habríamos entendido que hoy el ambiente se sintiera nuevamente incómodo. Pero, quizá por una conversación que tuvieron antes de entrenar, el grupo fue el de siempre. O muy parecido, al menos. No todo fue felicidad y carcajadas, claro, pero sí -a diferencia de ayer- hubo tranquilidad.
Mientras los jugadores calentaban, Ricardo Gareca se paró frente a Sebastián Solano. Como para dejar en claro que sabe reponerse de los golpes, jugó una tanda de penales con el hijo de ‘Ñol’. Y no por compromiso: después de anotar, el ‘Tigre’ alzaba los brazos y gritaba, a modo de celebración.
No contar con el ‘Depredador’ nos duele a todos, pero en el grupo hay otros 26 jugadores (incluyendo al recién convocado Yordy Reyna) dispuestos a poner el pecho. Por eso, cuando la jefa de prensa preguntó si los periodistas debían retirarse, el DT dijo que no. Sería un partido de práctica con acceso. No hay nada que ocultar. Todos siguen de pie.
“Es complicado, pero no dependemos de un jugador. El objetivo está por encima de cualquiera. Apoyamos a Paolo, pero tenemos que hacer lo nuestro. Hay que hablar de los que estamos”, dijo Alberto Rodríguez al final del entrenamiento. Y tiene razón. Se debe ir al Mundial por Guerrero, por el hincha o por el plantel mismo. La motivación ahora es todavía mayor. La meta no ha cambiado.