Desde que debutó en la San Martín, allá por el 2008, supimos que ‘Cuevita’ tenía talento. Destacó cinco años en Santa Anita para luego tener un breve paso por la Vallejo. En Trujillo jugó sólo cinco partidos porque le rescindieron el contrato por actos de indisciplina. Después consiguió emigrar a Chile y España sin pena ni gloria. Pasó de tener un futuro prometedor en el equipo santo a vivir un presente con un bajón futbolístico considerable. Su capacidad fue puesta en duda en el extranjero. Tuvo que regresar a Perú a jugar por Alianza Lima. Allí volvió a tener la regularidad que no encontraba desde la San Martín y su talento volvió a salir a flote.
En el 2015 Ricardo Gareca lo vio y lo llamó a la Selección Peruana. A partir de ese momento su carrera se fue para arriba. Ambos formaron una sociedad irrompible y en la blanquirroja resultó fundamental para la remontada en la eliminatoria al Mundial de Rusia. ‘Cuevita’ se volvió Cueva. Paso de tener, a derrochar talento. Se puso la 10 del equipo de todos y nos deslumbró.
Sin embargo, en paralelo su carrera a nivel clubes siempre tuvo altibajos inexplicables. De Alianza Lima pasó al Toluca. Jugó poco y fue comprado por el Sao Paulo. Comenzó destacando y en sus dos primeras temporadas jugó 53 partidos y convirtió 11 goles entre Brasileirao y Copa Sudamericana. Extrañamente en el último año sólo estuvo presente en 4 compromisos y no consiguió convertir. Sin continuidad y tras una serie de faltas y tardanzas, el equipo tricolor se quiso deshacer del volante peruano y encontró al Krasnodar que pagó 9.3 millones de dólares por él. En Rusia, Christian Cueva nunca se pudo consolidar como titular, pero sí alternó con el equipo. Jugó 23 partidos y anotó un gol entre Liga, Copa de la Liga y Europa League. El problema del mediocampista no fue futbolístico sino de adaptación. Nunca se sintió cómodo en ese club y él mismo buscó su salida. Apareció Santos y pagó 7 millones de dólares por él. El equipo de Pelé apostó por ‘Aladino’, pero él no cumplió con las expectativas. En Santos disputó 16 partidos sin anotar y otra vez mostró malos comportamientos por los que el club brasileño decidió dejar de contar con él.
Mientras todo eso pasó, Ricardo Gareca lo cobijó, y siempre lo convocó más allá de sus contantes irregularidades. Si le iba mal en su equipo, Christian Cueva sabía que tenía el respaldo y la vitrina de la selección. Gareca lo llamaba y él rendía. Era como una relación que iba más allá de todo. No obstante, hoy eso ya cambió. Algo pasó en la Videna. El ‘Tigre’ no lo convocó y lo dejó en evidencia. No importa que funcione con la Selección Peruana. No importa su talento. Hay cosas más importantes. Lo de Santos quizá fue la gota que derramó el vaso. Quizá Christian Cueva ya tocó fondo y la situación se tornó insostenible. Solo ellos lo saben. Lo cierto es que Gareca ya le está buscando un reemplazante. Pasó de ser fijo a prescindible. Y es comprensible.
Cualquiera puede ser llamado jugador de fútbol, pero pocos pueden darse el lujo de ser futbolistas profesionales. La gran diferencia está en la disciplina y en el compromiso con la carrera. Hoy Christian Cueva se acerca más a lo primero y no se ve ningún tipo de reacción. Se le ve desenfocado y sin la capacidad de medir las consecuencias de sus actos. Da la impresión de que a cualquier club que vaya, la historia no va a concluir bien. Si Christian no pone un freno, va a finalizar su carrera sin las luces que su fútbol merece.
Las oportunidades a Christian Cueva se le van terminando. Y la luz que le otorgaba la selección está por extinguirse. Y creo que no se está dando cuenta.
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