Mientras millones de médicos libran una batalla contra la muerte, causada por el nuevo coronavirus, entre las grandes potencias se da una guerra de acusaciones para mantener su hegemonía en tiempos de pandemia. Un reciente informe realizado por el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos acusó al Gobierno de China de ocultar la gravedad del COVID-19, con el objetivo de acaparar los insumos y equipos básicos de bioseguridad en enero.
De acuerdo a la investigación estadounidense, dado a conocer por The Associated Press, los funcionarios chinos “ocultaron intencionalmente la gravedad" de la pandemia al mundo en los primeros días de enero, mientras que incrementaron las importaciones de equipo médico y redujo las exportaciones del mismo. "Negaron que hubo restricciones a las exportaciones y ofuscar y retrasar el suministro de la información de sus transacciones comerciales”, cita el informe.
Asimismo, el informe manifiesta que desde Beijing no le informó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que el coronavirus “era una enfermedad contagiosa” durante gran parte de enero, logrando así adquirir equipo médico del extranjero. Incluso se señala que sus importaciones de cubrebocas, gorras y guantes quirúrgicos aumentaron marcadamente.
El Departamento de Seguridad Nacional también indica que las autoridades chinas detuvieron y callaron a médicos que advirtieron del virus al principio (como el caso de Li Wenliang), además de restar importancia al brote. Sin embargo, pese a estas acusaciones, también sostienen que muchos de los errores del gobierno de China se deben a trabas burocráticas, un estricto control de la información, además de guardar las malas noticias para sí mismos.
Esta investigación se dio a conocer, luego de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, criticara y acusara directamente a China por el brote de coronavirus, luego de que se le increpara la falta de decisiones que ayudaran a controlar la pandemia en territorio norteamericano. Incluso, su secretario de Estado, Mike Pompeo, responsabiliza a Beijing de la propagación de la enfermedad y exige una rendición de cuentas.
En respuesta a ello, Beijing ha rechazado varias veces las acusaciones estadounidenses, ante los muchos errores de las autoridades estadounidenses en su lucha contra el virus. Incluso, detallan que el 20 de enero se dio a conocer que el virus se contagiaba entre personas, por lo que dio a Estados Unidos casi dos meses para prepararse para la pandemia. En ese tiempo, Washington no reforzó sus reservas de suministros médicos y repartió kits de pruebas que no eran fiables.
“El gobierno estadounidense ha ignorado los hechos, desviado la atención pública (...) en un intento de eludir su responsabilidad por la incompetencia en la lucha contra la epidemia”, dijo el viernes el portavoz del Ministerio chino de Asuntos Exteriores, Geng Shuang.
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