Las responsabilidades diarias del trabajo pueden provocar que los empleados sientan que tienen una carga muy grande, ocasionando en algunos mucho estrés y en situaciones más extremas provocar burnout o síndrome de burnout.
Y es que de esa forma se denomina al agotamiento laboral que muchos trabajadores sufren por las grandes tensiones que tienen. Conocer sobre el tema es importante, ya que una persona que pasa por esta situación suele presentar un sistema inmune débil.
¿Qué es el burnout?
De acuerdo con la EU-OSHA (agencia de información de la Unión Europea responsable en materia de seguridad y salud en el trabajo), el burnout solamente estaba relacionado con los trabajadores que laboraban en áreas relacionadas con el trato al público y clientes.
Actualmente, se sabe que este síndrome puede presentarlo cualquier trabajador sin importar su profesión. La causa principalmente es un mal clima laboral porque esa situación provoca incomodidad en la persona.
¿Qué tipos de burnout hay?
De acuerdo con los especialistas, el síndrome del burnout o agotamiento laboral puede dividirse en dos tipos:
Burnout activo: esto sucede cuando el trabajador no tiene problemas en expresar lo que piensa y siente sobre sus responsabilidades en la empresa.
Burnout pasivo: se refiere a las personas que se sienten sobrepasados por la situación y debido a ello tienen una actitud pesimista.
Sensación de desgano es uno de los síntomas. (Foto: freepik.es)
¿Cuáles son las señales del burnout?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que el síndrome de burnout presenta tres señales. A continuación, te las contamos para que puedas reconocerlas.
Sentir cansancio y poca energía para levantarse de la cama. La persona también puede sufrir dolores musculares y problemas gastrointestinales.
El trabajador no se siente comprometido con sus responsabilidades en el centro laboral. Asimismo, suele presentar una actitud irritable con sus compañeros de trabajo, familia, amigos y entorno social en general.
La persona no siente motivación para llevar a cabo sus responsabilidades en su centro de trabajo. Es decir su productividad laboral no es la misma porque no puede concentrarse y siempre olvida algo.
¿Cuáles son las causas del del burnout?
De acuerdo con diversos especialistas, el agotamiento laboral se presenta por una suma de diferentes causas. A continuación, te contamos más al respecto.
Tener mucho trabajo evita que manejes adecuadamente tu vida, ya que será difícil equilibrar todo.
No tener en claro la posición que tienes en tu centro de trabajo, debido a las actividades que realizas va a ocasionar que te sientas incómodo en el lugar.
Si tienes personas a tu cargo, sentir que no te respetan y no cumplen con las tareas que indicas.
Cuando tu jefe interviene en las decisiones que tomas en el marco de tus funciones y suelen ser opiniones irrelevantes.
Sientes que tu trabajo se volvió aburrido. En estos casos, vas a necesitar mucha energía para sobrellevar a situación y eso te va a provocar cansancio.
¿Qué hacer para combatir el burnout?
Fernanda Giralt Font, especialista en estrés y burnout de INECO Organizaciones en una entrevista con Infobae compartió algunas recomendaciones para hacer frente a la situación.
Prestar atención a tu cuerpo para que puedas detectar si te sientes estresado. Y es que el agotamiento laboral puede provocar irritabilidad y problemas de atención.
Si trabajas en casa, evitar hacerlo desde tu cama. Lo ideal es crear una rutina que te ayude a ser proactivo.
Realizar actividades que te ayuden a despejar tu mente. Por ejemplo, escuchar música relajante, salir a comer con amigos u organizar un momento contigo.
Para que no te sobrecargues de trabajo, lo ideal es que organices tus pendientes por prioridades.
Practicar técnicas de relajación y meditación para que puedas controlar mejor el estrés. Recuerda que sentir tensión es normal, lo ideal es reconocer el límite para tu cuerpo.
¿A quién acudir si crees que tienes burnout?
El burnout tiene varias etapas, pero desde el inicio presenta algunas señales como cansancio, dolores de cabeza y otros síntomas. Bajo ese contexto, lo ideal es acudir con un médico de cabecera o en casos más extremos con un psiquiatra, ya que usualmente tiene más cocimiento sobre el tema.