La selección de Argentina se vio mermada ante una poderosa Brasil, pero poco a poco fue saliendo de la presión y, gracias a la ayuda de Sampaoli, supo como ocupar los espacios que Brasil otorgó.
Lionel Messi abandonó el área para juntarse con los del medio, quienes más problemas tuvieron con el transcurrir del partido. El argentino se hizo con el balón y empezó a repartir para los jugadores más habilidosos: Di María y Dybala.
Fue así como la magia de Lionel Messi apareció. El argentino le mandó un precioso balón a Ángel Di María que dejó sin reacción a los volantes brasileños. El delantero del PSG lo recibió por la banda izquierda, y con mucha determinación se propuso a encarar a su rival.
Tras un buen amague para el pie que menos maneja, complicando así a Gil, logró cederle el balón a Paulo Dybala, que siguiendo las reglas del fútbol ocupó el centro del campo abandonando la banda derecha, ya que la jugada se desarrollaba en el otro extremo.
El delantero de la Juventus paró el balón con la derecha, y le pegó con la pierna izquierda. El balón hizo la curva que debía hacer, pero se fue por encima del arco para alivio de los brasileños. Espectacular jugada la que armaron los argentinos.