Griezmann anotó el 1-1 en el Barcelona vs. Napoli por la Champions League. (AFP)
Griezmann anotó el 1-1 en el Barcelona vs. Napoli por la Champions League. (AFP)

ADRIÀ COROMINAS [@adriacat]

Lo mejor del partido para el Barça se resume en solo dos palabras: el resultado. Un mal menor teniendo en cuenta que los blaugrana acabaron el partido con 10 jugadores por la absurda expulsión de Arturo Vidal, que Piqué se lesionó y que Busquets vio otra amarilla que también le impedirá jugar la vuelta en el Camp Nou.

De entrada, me sorprendió el once que sacó Setién, un tipo que siempre dice que sus ideas son innegociables pero que sacando de inicio a Arturo Vidal y el peor Rakitic de los últimos años, volvió a los orígenes de Valverde. Yo esperaba un poco más de atrevimiento ofensivo, con Ansu Fati abriendo el campo y con Arthur, que últimamente parece que recupera su nivel, en el equipo titular. La respuesta a eso podría ser que Setién se esperase un planteamiento más agresivo de los de Gattuso, todo lo contrario de lo que se encontró. El Nápoles apareció con miedo, cerrado atrás a cal y canto como si no hubiera un mañana, con la intención de no dejar ningún espacio y aprovechar las contras para sorprender. Una táctica que le funcionó a las mil maravillas a pesar del dominio total de los catalanes.

Al final, en la única grieta que encontró el Barça, llegó el gol de Griezmann tras una gran jugada colectiva. Otro gol decisivo del francés que me hace pensar que el Barça, en el Camp Nou, pondrá las cosas en su sitio, pero que como dijo Messi, si el equipo no mejora y no recupera efectivos (¡solo tendrá 12 jugadores para afrontar la vuelta!), “no nos da para ganar la Champions”.

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