Por: Walter Corzo
Director Periodístico
Algunos consideraban locos a los que pensaban que Liverpool podía firmar la remontada ante el Barcelona. Claro, se apoyaban en el 3-0 del Camp Nou. Con un ‘Lio’ Messi que dejó su magia en la ida, y con un Liverpool con tres bajas importantes, todo pintaba a favor de los ‘culés’.
Al frente, sin embargo, estaba el equipo que dirige un loco del fútbol: Jürgen Kloop. Un obsesionado del trabajo, de la táctica, del juego ofensivo. La tarea era harto complicada, aunque eso no era problema para el entrenador alemán: le encantan los grandes retos.
Desde un principio, como las circunstancias y su historia lo mandaban, los ‘reds’ mostraron superioridad en la cancha y en el marcador. A los ingleses no les importó estar frente a uno de los equipos más grandes de Europa ni ante el mejor jugador del mundo. Tampoco los riesgos que tomaban.
Lo de ayer fue histórico, pero no es casualidad. Liverpool y Klopp fueron firmes en sus convicciones. Nunca cambiaron su libreto, el que los ha llevado a la final de la Champions y a pelear la Premier hasta la última jornada. Liverpool ya había eliminado a Barza de Messi en los octavos de final de la Champions 2006-2007. Pero ayer, como los propios medios españoles lo reconocen, lo ridiculizó ante los ojos del mundo.
El equipo de Ernesto Valverde no aprendió la lección. La temporada pasada no tuvo como rival a Nerón, pero se incendió en Roma. Y ayer, en Anfield, solo se escuchó música de Los Beatles para acompañar la paliza histórica de Liverpool.
El fútbol tiene estas cosas. Liverpool va por su sexta ‘Orejona’. Era de locos pensar en su clasificación a la final. Pero loco no es el que pierde la razón, sino el que la lleva hasta las últimas consecuencias. Y las consecuencias de la locura ‘red’ saltan a la vista.
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