Este viernes, el presidente regional de Cataluña, Quim Torra, ordenó el cierre total de la región para frenar la propagación del coronavirus: a partir de la medianoche nadie podía entrar ni salir de la región, de 7,5 millones de habitantes, que ya suma 509 afectados por la pandemia. El equipo de Barcelona se tendría que quedar en sus hogares, bueno, menos Martin Braithwaite.
El delantero danés, que fichó por los azulgranas, el 20 de febrero, aún vive en un hotel junto a su mujer y sus tres hijos. Ya ha visitado algunas casas, pero aún no se convence de ninguna.
Martin sigue trabajando en el gimnasio del hotel el plan de trabajo que Quique Setién y su equipo le dieron a la plantilla para mantener la forma física a la espera que puedan volver a entrenar en las instalaciones del club una vez que todo se normalice.
De las 465 habitaciones que tiene el hotel Sofía, situado a 100 metros del Camp Nou, ahora mismo solo hay nueve de ellas ocupadas. Pese a que el hotel cumple con el protocolo de limpieza, manteniendo las instalaciones desinfectadas en todo momento, el danés a penas tiene contacto con otros clientes.
“La evolución nos exige ser más drásticos. Se trata de restringir las entradas y salidas para protegernos, impedir la entrada a Cataluña de trenes, aviones y barcos de otros puntos de España y del mundo, al tratarse de una competencia estatal”, explicó Quim Torra, presidente de la Generalitat.
A esta medida de Cataluña se suman otras similares en otras regiones como las anunciadas esta misma tarde por el presidente regional de Galicia, Alberto Núñez Feijoó, quien anunció que bares, cafeterías y restaurantes quedarán cerrados al público -únicamente podrán prestar servicios de entrega a domicilio y recogida en el local-, y la medida se completa con el cierre de salas de fiestas, discotecas, pubs, albergues del Camino de Santiago, polideportivos, piscinas y furanchos (negocio local).
Contenido GEC