Lionel Messi marcó un doblete ante el Leganés. (Foto: Getty Images)
Lionel Messi marcó un doblete ante el Leganés. (Foto: Getty Images)

Si una virtud tenía el equipo de Valverde era su solidez defensiva. Concedía pocas ocasiones y, como consecuencia, recibía pocos goles. Con el cambio de técnico, el varió su dibujo, pero el 3-5-2 que planteó desfiguró al equipo. Al cuarto partido, y después de perder el liderato en Valencia, Setién parece que claudica y vuelve al 4-3-3, un sistema en el que el equipo se siente mucho más cómodo y con el que desplegó una versión mucho menos académica, más vertical y con más revoluciones, lo que implicaba más imprecisiones, pero más velocidad de balón.

Y es que Setién sigue buscándose, quiere encontrar la fórmula lo más rápidamente posible, pero sin tener una pretemporada para hacer pruebas. Lo tiene que hacer en plena competición y jugándose títulos, por eso ayer salió con todo, sin reservar a nadie, en una competición, la Copa, en la que los suplentes suelen sumar minutos.

El Barça quiere la Copa, por algo es el rey de Copas. No hay ningún equipo que tenga más que el conjunto catalán, pero no todos sus jugadores tienen este título en sus vitrinas. Uno de ellos es Griezmann, el hombre de la Copa hasta el momento. Con sus goles, el Barça desencalló el partido trampa de Ibiza y ayer, con un tanto en el tramo inicial, encaminó la goleada y la clasificación para octavos. El equipo necesitaba urgentemente recuperar las buenas sensaciones para no poner en duda el proyecto de Setién antes de tiempo y el francés contribuyó otra vez con goles, reivindicándose y despejando las dudas de los que pensamos que, sin Suárez, al Barça le falta un ‘9’.

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