El Fútbol Club Barcelona recibió un duro golpe a poco del inicio de Mundial. Si bien el club azulgrana se recuperó de la derrota del clásico ante Real Madrid y se fue al receso como líder, cuando se reanude la Liga Santander 2022-23 las cosas se le pondrán dificiles, pues el Comité de Competición de la Federación Española de Fútbol (RFEF) impuso este miércoles tres partidos de sanción a Robert Lewandowski, tras su expulsión en el encuentro ante Osasuna de la jornada 14.
En el acta arbitral, Gil Manzano, tras una polémica actuación, ya que en el gol de Osasuna no vio una clara falta sobre Marcos Alonso, redactó sobre la reacción de Lewandowski:
“Una vez expulsado y cuando se dirigía hacia la salida del campo, el jugador realizó dos veces un gesto de desaprobación de la decisión arbitral, consistente en llevarse el dedo a la nariz, y apuntando después con el pulgar hacia el árbitro. Cuando se disponía a abandonar el terreno de juego, repitió de nuevo el gesto mirando hacia el árbitro asistente Nº 1 y delante del cuarto árbitro”.
En ese sentido, ‘Lewy’ perderá pues los partidos de Liga contra el Espanyol en el Camp Nou (30 o 31 de diciembre) y ante el Atlético de Madrid en el Civitas Metropolitano (7 u 8 de enero), y a la vuelta de la Supercopa de España, también el duelo en casa contra el Getafe (12 de enero). Un grave contratiempo para el conjunto de Xavi Hernández, que se quedará sin su arma letal en el ataque para estos importantes partidos ligueros, a la vuelta del Mundial de Qatar.
Ante la noticia, en el Barça hay indignación, porque considera que que el polaco es un jugador extremadamente correcto sobre los terrenos de juego y que el árbitro no estuvo bien en el acta al dar por sentado una desconsideración que es indemostrable.
Por ello, el blaugrana intentará anular esa sanción. La clave es que tanto el jugador como el club consideran que el gesto que realizó Lewandowski tras ser expulsado, en el que se tocó la nariz, iba claramente dirigido a su entrenador, Xavi Hernández, porque anteriormente ya habían hablado sobre una segunda tarjeta amarilla.
Así el equipo culé agotará todas las instancias para salvaguardar los intereses de la institución y del jugador. Las imágenes son claras, al igual que la rigurosidad de la primera tarjeta, en la que hay un agarrón en una zona en la que no hay peligro alguno.
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