Además del talento, de la posición en el campo y de jugar en clubes de élite, ¿qué tienen en común Eden Hazard y Antoine Griezmann? La respuesta no es algo; es alguien: Olivier Giroud.
El infame delantero sin gol –ninguno en el Mundial; ni siquiera un remate al arco– es para este par de cracks, desequilibrantes y que explotan lo mejor de su fútbol llegando desde atrás, el '9' que mejor se acomoda a ellos. El delantero que los hace brillar.
"Giroud es un foco para los defensas. Quizás el mejor del mundo en esa función. Y cuando tiene el balón, lo aguanta como pocos. Me ve pasar y me habilita. Es para mí un placer jugar con él", dijo el 'Duque', asistido por el delantero francés para uno de sus dos goles en la final de la Europa League, en la que Chelsea venció 4-1 al Arsenal, su ex equipo.
En la Eurocopa 2016 no le fue tan mal como en el Rusia 2018, pero solo le marcó a Rumania y a Islandia, en un torneo en el que Francia llegó hasta la final (subcampeón). Como lo criticaron, el 'Principito' salió a defenderlo: "Para los defensas es agotador jugar contra Giroud. Hace mucho trabajo que la gente no aprecia".
El incomprendido Olivier
Fue difícil entender que Arsene Wenger, en junio de 2012, contrate a este corpulento delantero del Montpellier. Aunque tenía gol (33 en 73 partidos con el club francés), su estilo no era el del Arsenal, con delanteros veloces y nada estáticos.
Pero fue aún más incomprensible cómo, después de cuatro años jugando a su lado, Wenger lo haya dejado de lado. Nunca fue pieza inamovible, pero en la 2016/17 fue titular apenas en 11 fechas de la Premier League, pese a lo cual se las arregló para marcar 12 tantos (su marca más baja desde que había llegado a Inglaterra).
Su popularidad entre los hinchas 'gunners' bajó todavía más (ya era poca). Arsenal la pasaba mal, fuera de la Champions y con un nivel lejos de su mejor versión, que motivaba a sus hinchas a exigir la renuncia del viejo Wenger tras 21 años en el cargo. ¿La temporada 2017/18 no podía empezar peor para Olivier Giroud? Claro que sí: Arsene fichó a Alexandre Lacazette y a Pierre Aubameyang.
Pero Giroud no entendió el mensaje tan rápido. Se conformaba con las migajas que recibía, y así llegó su gol 100 en el Arsenal, en un 4-2 sobre BATE Borisov en la fase de grupos de la Europa League, torneo al que fue relegado a jugar. Recién en enero de 2018, se abrieron el mercado y sus ojos. "Quería ser feliz otra vez y para eso tenía que jugar. Así de simple", se sinceró para The Mirror.
"El futuro se veía muy mal con la llegada de Aubameyang, así que le pregunté a Wenger cuáles eran sus planes. Durante año y medio estuve de mal en peor. No podía seguir así. No podía seguir siendo el suplente, incluso el suplente del suplente", añadió el francés, sin revelar qué le dijo el entonces técnico 'gunner', pero aclarando que la relación con él, fuera del campo, es buena.
La venganza... ¿nunca es buena?
Entonces, el 31 de junio de 2018, el día que cerró el mercado de pases inglés, Olivier Giroud firmó como por dos años con el Chelsea, que invirtió casi US$ 20 millones en un delantero que venía en caída libre. Su salida fue controversial, aunque no tanto como su llegada, y por ambos bandos: los 'blues' son uno de los rivales más grandes de los 'gunners'.
Giroud tuvo la explicación: "Lo más rápido para mí era el cambio e irme al Dortmund –por Aubameyang–. Allá me querían de verdad. Pero mi tercer hijo estaba por nacer y no hubiese soportado cuatro meses allá, sin verlo. Tuve que tomar el toro por las astas y decirle que sí al Chelsea, a pesar de la rivalidad, para quedarme en Londres".
Cinco meses después, a diferencia de Wenger, Didier Deschamps reafirmó su compromiso con él e ideó un sistema para poder utilizarlo. Sin sus goles pero con su aguante, su desgaste y movimientos, Francia ganó el Mundial, pero él fue el único del que se burlaron y a quien criticaron por no anotar.
En Chelsea no lo hizo mal, y acabó convenciendo a Maurizio Sarri de enviar a Álvaro Morata a préstamo al Atlético. Y cuando tuvo el arco a disposición, falló una, dos, tres... varias veces, hasta que el técnico italiano adquirió el préstamo de Gonzalo Higuaín, su engreído en el Napoli. A Olivier Giroud, nuevamente, le traían un delantero, en un claro mensaje de que con él no es suficiente.
Sarri le dio la Premier al 'Pipita' y la Europa League al francés. En la final, sin embargo, juegan los mejores, y el DT vio que Giroud era el hombre indicado, para felicidad de Hazard. Y al frente, ¿quién estaba? El Arsenal de Aubameyang y Lacazette, ahora dirigido por Unai Emery. A Wenger, como al '9', le tocó irse, solo que cuatro meses después. Y sigue sin equipo.
Entonces el destino, como tantas veces, se manifestó. Era una final cerrada, hasta que un cabezazo del francés se coló en el arco de Petr Cech, el protagonista de la previa. Todos hablaban de él por ser su último partido como profesional y estar enfrentando a su exclub, mientras a Olivier Giroud, como siempre, lo olvidaron.
No hay rencores. No hay rabia. Hay solo un delantero veterano, de 32 años ya, consciente de lo que padeció y también de que, al Arsenal, le debe respeto. No celebró el gol, solo alzó los brazos hacia el cielo, como agradeciendo por estar en ese momento ahí, vestido de 'blue', y más tarde levantando la Europa League que Aubayemang y Lacezette siguen viendo de lejos, además del de goleador absoluto del torneo con 11 goles. ¿Karma?
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