La vida siempre le puso trabas para que fracase, pero como demuestra en la cancha, él siempre las superó luchando. Un volante de pierna fuerte y mucho recorrido se hace peleando, tanto en el terreno de juego como fuera de él. Y en la última fecha de la Liga italiana, en el Giuseppe Meazza, su casa desde esta temporada, Radja Nainggolan anotó el tanto que le dio la clasificación a la Champions League al Inter e hizo olvidar el momento en el que el club lo separó de toda actividad.
Este tipo de castigos siempre han sido parte de su vida, y acabaron forjando lo que es hoy en día el futbolista belga. Si atendemos a lo estrictamente futbolístico, el volante fue apartado de su selección por Roberto Martínez antes de Rusia 2018, luego de una temporada espectacular con la Roma. Quizás son simples pruebas que les pone la vida a sus soldados más fuertes.
Porque, desde que nació, su trabajo fue siempre el querer unir las piezas rotas que le planteaba el destino. Poner la cara siempre frente a toda adversidad y mantener junta a una familia que recibió una drástica noticia cuando Radja tenía tan solo cinco años.
Aunque vista la camiseta de los ‘Diablos Rojos’ belgas, el origen de Radja Nainggolan nos lleva hasta Indonesia, un país que significa mucho –negativamente hablando– para el centrocampista. Cuando era solo un niño, su padre abandonó a su familia, regresando al continente asiático, y dejando a él, a su hermana y a su madre sin una figura paterna.
De esa manera, Nainggolan forjó un estrecho vínculo con su mamá, a la que muchas veces se ha referido como un todo para él. Sin embargo, el destino volvió a ponerlo a prueba. De un momento a otro, su madre falleció debido a un cáncer que la llevó a practicar la eutanasia. Un nuevo golpe para él, que decidió tatuarse unas alas en la espalda para tener siempre presente a la persona que lo hizo crecer como ser humano.
Un antes y un después
Tras dos separaciones que marcaron su crecimiento, una nueva prueba le llegaría en su primera temporada como futbolista del Inter. Tras convertirse en pieza clave de la Roma y ser candidato a ídolo por sus cinco temporadas de pura entrega y calidad, Radja Nainggolan siguió al técnico Luciano Spalleti y firmó por uno de los grandes de Milan, acaso el movimiento más controvertido de en la Serie A al inicio de esta temporada. Sin embargo, su adaptación no fue del todo rápida.
Para diciembre de 2018, el club donde ahora milita emitió un comunicado donde señalaba que Nainggolan era apartado de toda actividad deportiva hasta nuevo aviso. ¿Las razones? Constantes tardanzas del belga para llegar a los entrenamientos. Según la prensa italiana, iba a fiestas, no podía dejar su adicción al cigarro y, en líneas generales, hacía lo que le venía en gana.
Entonces, volver a ser considerado suponía un cambio importante en su actitud. Tras unos días alejado, reparó en sus errores y pidió disculpas públicas. “Lo siento por todo lo que está sucediendo, así que los momentos difíciles son parte de la vida... ¡Lo más importante es levantarse de estas situaciones, mirar hacia adelante y trabajar para siempre dar lo mejor de mí!”, escribió.
Nainggolan llegó a comprender que Luciano Spaletti lo veía como una pieza fundamental en su equipo. Sus disculpas fueron aceptadas y el volante volvía a estar a disposición del entrenador italiano. Hoy, en el club, agradecen que la historia se haya desarrollado de esa manera.
Vale unos cuantos millones
La última jornada de la Serie A llegaba con suspenso para los que peleaban por el cupo a Champions League y el descenso. En Milán, el Inter recibía al Empoli con la obligación de sumar de a tres para meterse a la 'Orejona' sin depender de otros equipos. A priori la tarea parecía sencilla, pues su rival de turno tenía las estadísticas en contra para salvarse del descenso.
Sin embargo, el fútbol es impredecible y los ‘neroazurros’ sufrieron más de la cuenta. Aunque Keita Baldé adelantó a los locales a los 51’, Traoré igualó las cosas a 15 minutos para el final. En ese momento todos se comían las uñas porque el clasificado al torneo continental sería, nada más y nada menos, que el rival de toda la vida, el AC Milan.
A nueve minutos de acabarse la temporada en el Giuseppe Meazza, un disparo de Matías Vecino chocaba en el palo y, como quien dice, la historia parecía escrita. Pero Radja Nainggolan no hubiese conseguido nada en la vida si dejaba que ésta lo lleve por los difíciles caminos que le tenía preparados. Así que, con gran precisión, tomó el rebote y lo acomodó junto al palo, para anotar el tanto más importante de la temporada del Inter. Después de altos y bajos, el exjugador de la Roma tenía su revancha personal en una temporada que tuvo de todo un poco.
El mismo jugador que en diciembre era separado del plantel le daba al Inter un gol que vale una clasificación a la próxima Champions League. Y que significa, también, unos cuantos de millones para dejar la balanza en verde para la siguiente temporada. Obviamente, también el júbilo de sus compañeros y del hincha, que de criticar su fichaje pasaron a quedarse sin garganta tras su gol. Una historia con inicio difícil, pero final feliz.
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