“Siempre pensé en jugar por Chile, pero ningún técnico me llamó”, dijo en el 2015 un jugador quien apenas a sus 22 años, se convirtió en una de las figuras de la Bundesliga. Ricardo Rodríguez—hoy en el AC Milan—nació en Suiza, pero es lo único que lo une al país europeo. Tiene mucho agradecimiento a Zurich, la ciudad que lo vio nacer, pero el se siente chileno.
Aprendió a hablar castellano a pesar de nunca pisar Chile. Marcela Araya, su madre, le hablaba en ese idioma mientras le servía empanadas, su plato favorito. Hoy, el suizo-chileno-español llevó a Suiza al Mundial de Rusia luego de una heroica salvada en la línea del arco.
“Yo siempre pensé en jugar por Chile. Hablé, también, con varias personas. Pero nunca me llamaron para jugar por la Selección. Yo estaba en Suiza, jugando en Zurich y, al final, sólo vino a buscarme la selección suiza”, dijo en el 2015 al diario La Tercera.
Claudio Borghi nunca lo llamó, y hoy Rodríguez, uno de los mejores laterales del mundo, es el héroe de Suiza. No solo pudo jugar por Chile, quiso hacerlo. Hoy el destino lo llevará a defender una camiseta roja en el Mundial, a pesar que no sea la del país de su madre.
Rodríguez fue noticia también hace tres años cuando sus botines presentaron las banderas chilena y española. "Llevo en mis zapatos las banderas de Chile y España, porque soy de allá. Me siento identificado con mis países. Mi madre es chilena y mi padre, español. Mi sangre es de allá.", contó.
Ricardo Rodríguez tiene dos hermanos que también se dedican al fútbol. Uno de ellos pudo ser llamado, pero no prosperó. Chile, a pesar de no estar en el Mundial, tendrá a un embajador que tiene sangre y amor por 'La Roja'.