La semana pasada, el Perú futbolero se quedó esperando el ingreso de Carlos Lobatón al partido entre Sporting Cristal y San Martín. Propios y ajenos querían ser testigos del partido número 600 en primera división del cerebral volante rimense. Lamentablemente, el encuentro se complicó, el técnico celeste buscó respuestas en otros jugadores y nos quedamos con las ganas de aplaudir al gran Loba.
Como tantos otros jugadores peruanos, Carlos Lobatón maduró tarde. Aunque dejaba entrever su calidad en sus primeros años, cuando paseó su fútbol por Sport Boys, Estudiantes de Ica, Universitario, Unión Huaral y Cienciano, fue con la camiseta de Sporting Cristal –a donde llegó, para quedarse, en 2005– con la que Lobatón escribió las mejores páginas de su historia.
Con la celeste, Carlos Lobatón ha ganado cuatro títulos nacionales y ha marcado goles fundamentales. Como aquél que le dio el título Clausura 2005, cuando iniciaba su romance con los del Rímac, a los que seguirían muchos más, hasta superar los cien tantos con el Sporting. Quizás los más recordados sean los dos golazos -olímpico el primero y desde una distancia de 60 metros el segundo- que le anotó en 2014 a Juan Aurich en Chiclayo, que dieron la vuelta al mundo y se vieron en televisión por todo el planeta.
Más de 30 veces internacional con Perú, Carlos Lobatón ha sabido mantenerse lejos del escándalo y tiene una foja de servicios limpia. Con 18 años de carrera, es un magnífico ejemplo de lo que significa ser un profesional en el fútbol y esta noche esperamos volver a verlo en acción para expresarle todo nuestro agradecimiento y admiración.
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