Francia está a dos pasos de unirse al exclusivo club de potencias que han ganado más de una vez el Mundial. Bélgica acaricia algo inédito.
Dos selecciones pletóricas de talento individual, capaces de desplegar ataques vertiginosos y por momentos vulnerables en la zaga chocan este martes en San Petersburgo, en un duelo de vecinos europeos que promete goles y donde el premio es el boleto a la final.
Dinamizada por el juvenil delantero Kylian Mbappé, Francia busca instalarse por tercera ocasión en una final mundialista, tras coronarse en 1998 y sucumbir en 2006. Su técnico Didier Deschamps y un grupo de jugadores atrevidos se muestran conscientes de que un título en el Mundial les permitiría alcanzar a Argentina y Uruguay, con dos copas en sus arcas.
Bélgica, por su parte, le apuesta a esta generación destacada para superar su mejor papel histórico, las semifinales de 1986. La selección belga de Vicenzo Scifo, Jean-Marie Pfaff y compañía cayó en aquella ocasión por 2-0 ante Argentina y por 4-2 en el partido por el tercer puesto, precisamente ante la Francia de Michel Platini.