La expectativa por ver la final del Mundial Rusia 2018 se ha vuelto directamente proporcional al precio de las entradas en la reventa. El valor de los boletos están por las nubes para presencia el choque entre Francia y Croacia en el Estadio Olímpico Luzhnikí este domingo.
En la Plaza Roja de Moscú, cientos de personas se reúnen para comprar y vender entradas para el juego que definirá el campeón. De acuerdo a reportes de los medios rusos, la entrada más cara para la final costaba mil 500 dólares. Y ahora, ante la demanda, su valor es desde 4 mil dólares o 5 mil dólares.
Un gol de Mario Mandzukic en la prórroga, el miércoles reciente, dio a los croatas el triunfo ante Inglaterra por 2-1, la noche del miércoles en Moscú, y clasificó a la selección balcánica a la primera final de su corta historia.
Croacia, uno de los países que nacieron tras la desintegración de Yugoslavia después de la desaparición del Bloque del Este a comienzos de los años 1990 y cuya población apenas supera los cuatro millones de habitantes, ya pisó por primera vez el podio mundialista en 1998.
Entonces acabó en el tercer puesto, con una primera gran generación de jugadores formada por Davor Suker, Zvonimir Boban, Robert Jarni o Robert Prosinecki, después de haber perdido en semifinales ante Francia (2-1), curiosamente el equipo con el que se jugará el título el domingo.
Pese a ser tierra de deportistas (los croatas siempre han brillado sobre todo en los deportes de equipo como el básquetbol, balonmano o waterpolo), la clasificación de la 'Vatreni' (que se puede traducir como 'fuego') es una de las grandes sorpresas que dejará Rusia 2018.