Harry Kane y Christian Eriksen forman, en el Tottenham, una de las sociedades más peligrosas de Europa –Dele Alli y Heung-Min Son completan un cuarteto de temer–. Incluso salen a cenar y a divertirse de a cuatro, con sus respectivas parejas. Su relación es fantástica, pero estuvo cerca de ser mucho más fría, apenas profesional, con una considerable posibilidad de volverse enemigos irreconciliables.
El verano londinense de 2014 –de junio a setiembre– pudo cambiar la historia de esta amistad, y la del delantero inglés sobre todo. “Por esa época recibí una llamada. Era uno de los agentes de Kane. Me dijo que su representado estaba interesado en jugar por Irlanda”, reveló, en marzo de 2015, Martin O’Neill, entrenador de la selección de ese país.
‘HurriKane’ es hijo de Patrick Kane, nacido en Galway (Irlanda), quien llegó a Londres a fines de los años 80 con su esposa Kim, y poco después tuvieron dos hijos: Charlie y Harry. Ese era el vínculo que le permitía a este último jugar por la ‘Armada verde’. O’Neill se ilusionó. No se rindió pese a que, en una triste coincidencia, solo días después de aquella llamada Harry hiciera pública su meta de debutar en la selección inglesa.
“En ese momento era posible, pero empezó la temporada y comenzó a hacer muchos goles. Fue ahí que dije: ‘Está hecho. Va a jugar por Inglaterra’”, añadió O’Neill en dicha conferencia de prensa. El 27 de ese mes, Kane debutó con los ‘Tres Leones’: fue ante Lituania, ingresando por Raheem Sterling, y 79 segundos después ya había anotado su primer gol.
Este capítulo de su vida nos permite un paréntesis. Kane usa la ‘10’ en el Tottenham y la ‘9’ en Inglaterra, pero el primer dorsal que escogió, a nivel de club y selección, fue el ‘18’. ¿Por qué? Porque es el número de uno de sus tres ídolos (junto a Teddy Sheringham y David Beckham), Jermain Defoe. Al respecto, contó una historia en el canal BT Sport: “Recuerdo que tenía 11 o 12 años, estaba jugando en la calle y un Range Rover negro se estacionó, Defoe bajó y empezó a jugar con nosotros. Fue un gran momento. Cuando se fue a la MLS me preguntó si quería su número y obviamente dije que sí […] Es un definidor increíble, aprendí mucho de él”.
El padre de Kane le dijo al Connacht Tribune, un diario irlandés, que su hijo “ha jugado desde pequeño por la selección inglesa; pudo haber escogido Irlanda, pero nadie se le acercó en sus primeros años”. De haberlo hecho, o si Harry no se destapaba esa temporada –fortalecido desde entonces por las asistencias de su amigo Eriksen– y le daba el sí a la ‘Armada verde’, delantero y volante se hubiesen enfrentado en el repechaje a Rusia 2018. La realidad dice que los daneses clasificaron con un global de 5-1 –con ‘hat trick’ de Eriksen–, pero con ‘HurriKane’ en la cancha, ¿hubiese sido diferente? Además, ¿se seguirían llevando igual de bien?
La relación entre ambos (y seguramente Pochettino, DT de los ‘spurs’) agradece la decisión de Kane. Su gol en el debut parece ser la metáfora perfecta de que él e Inglaterra siempre fueron el uno para el otro. También su relación con el Tottenham parece haber estado escrita: el ‘9’ nació y creció en Chingord, un suburbio de Londres a solo 10 minutos de White Hart Lane, y toda la familia se hizo hincha. “He’s one of our own (es uno de los nuestros)”, le cantan, con orgullo, los aficionados ‘spurs’ todos los partidos, sin guardarle rencor por haber jugado de niño en el rival de toda la vida, Arsenal, de donde lo echaron por no tener condiciones.
¿Podrá el Real Madrid, sus millones y su historia, destruir esta relación que parece tan sólida?