Mohamed Salah es el hombre que apoya sus hombros y cabeza en el césped para celebrar religiosamente una nueva conquista. Es el jugador que aterrizó en Liverpool por US$ 52 millones y, en la actualidad, fue tasado por US$ 277 millones (sería el más caro de la historia, por delante de Neymar, quien le costó US$ 274 millones a PSG). Pero lo más importante es que es el referente que ha cambiado la mentalidad de casi 93 millones de egipcios. ¿Todo eso puede hacer un futbolista? Al parecer, Salah sí.
Hace millones de años, Egipto dejó de ser la tierra de la civilización más antigua o la de los míticos faraones que hacían sus atuendos bañados en oro. Hoy, es una nación africana (la segunda más grande del continente) golpeada por gobiernos dictatoriales, guerras civiles y una profunda crisis económica. “Salah les ha enseñado a los egipcios que tienen potencial para ser exitosos y creativos, si se les da la chance”, sostuvo Ali Hassan, uno de los sociólogos egipcios más importantes.
En Egipto ya nadie usa las camisetas de Lionel Messi o Cristiano Ronaldo, todos (absolutamente) visten la ‘11’ del Liverpool, la cual se mezcla con la roja de Egipto, a la que Salah se encargó de devolverla en el Mundial después de 28 años (anotó el gol de la clasificación, en el último minuto, ante Congo). “Es el personaje más popular de Egipto. Todos se identifican con él, lo puedo asociar a lo que vivió Argentina con Diego Maradona. Es algo increíble”, describió Héctor Cúper, DT de los ‘faraones’, que solo perdieron dos de los ocho partidos en las últimas eliminatorias africanas.
Es tan increíble el fenómeno Salah, en Egipto, que viene generado que el gobierno tenga mejorías en la educación, se interese en el deporte o que reactive el turismo. Todo gracias al ‘Faraón’, quien además colabora con distintas obras sociales: lidera una fundación para niños con enfermedades terminales y apoya campañas de igualdad para la mujer.
Y pensar que, a los 15 años, Salah estuvo muy cerca de dejar de perseguir el sueño de ser futbolista, cuando fue rechazado por Zamalek, equipo del cual es hincha. “Pensaba que no era bueno, sentí inseguridad. Lloré semanas”, reveló en una entrevista. Diez años después, el mismo Salah invitó al presidente del club (Mamdouh Abbas) a Anfield, para un duelo ante Chelsea: ese día anotó (1-1). “Al final le hice un bien, porque se superó y ahora es uno de los mejores del planeta”, declaró el exdirigente egipcio. Con Salah, quien suma 36 goles en la temporada, Egipto llegará llena de expectativas a Rusia 2018.