Este sábado por la mañana el brasileño Neymar y sus compañeros abandonaron la concentración de Kazán tras quedar eliminado del Mundial Rusia 2018. Como se recuerda, el equipo de Tite perdió 2-1 ante Bélgica, quien clasificó a las semifinales de la Copa del Mundo. Con poco ruido y muy cabizbajo, la estrella de la verdeamarela salió del hotel con los audífonos puestos y desconectado del mundo.
Con más ruido que juego, Neymar se despide del que debía ser su Mundial por la puerta de atrás, convertido en objeto de burla por sus simulaciones, protagonista permanente del debate entre quienes consideran que hay que protegerle y los que lo ven como un mal ejemplo.
La imagen que quedará de Neymar en el Mundial Rusia 2018 no es un regate, ni algún gol. Su foto fija es la de un jugador tirado sobre el césped, con ostensibles gestos de dolor.
Porque Neymar abandona Rusia sin haber cumplido su propósito de asaltar el trono de Lionel Messi y Cristiano Ronaldo. Peor aún, ha perdido caché por su constante exposición en los medios y las redes sociales, por sus polémicas con rivales o exjugadores.
En Brasil, no obstante, aún no ha agotado el crédito. "Seguramente, ganará un Mundial algún día", pronosticó este viernes el capitán brasileño, Joao Miranda. Pero, tras dos intentos fallidos, con 6 goles en 10 partidos repartidos por dos Copas del Mundo, a Neymar le comienza a apurar el reloj; a Catar 2022 llegará con 30 años.