Pudo haber hecho historia en el béisbol, pero su corazón se lo ganó el deporte más popular del mundo. Ahora el colombiano Radamel Falcao García cuenta los días para cumplir un sueño pendiente: disputar un Mundial.
Goleador histórico de la Selección de Colombia y uno de los delanteros más cotizados del planeta, el feroz artillero del AS Mónaco francés tendrá su revancha tras la dramática lesión de rodilla que lo sacó de Brasil 2014 cuando estaba en la cúspide de su carrera.
Radamel Falcao liderará a uno de los equipos más poderosos de Sudamérica casi tres décadas después de tomar una decisión trascendental: decantarse por el balompié por encima del béisbol.
"Tenía un gran potencial en aquella época porque empecé a jugar muy bien muy rápido, y de haber seguido jugando podría haber llegado muy lejos en ese deporte. Pero llevo el fútbol en la sangre", dijo Radamel Falcao en una entrevista para UEFA.com en 2017.
Tenía cuatro años cuando su familia, los García Zárate, se mudaron a Venezuela siguiendo la estela de la carrera futbolística del padre, Radamel García, un espigado y fornido defensor central que defendía la casaca del Deportivo Táchira.
Con el deporte en los genes, Radamel Falcao dividía su tiempo libre entre guantes, bates, botines y camerinos.
Entrenaba béisbol los sábados y domingos en la mañana. Y en las tardes empezaba a romper redes: en su debut en el Unión Atlético Táchira, el primer club de su vida, anotó cuatro goles, cuenta a la AFP su madre Juana Zárate.
"La influencia del béisbol en Venezuela era muy fuerte. Los compañeros de la escuela de fútbol llevaban guantes y calentaban lanzándose las bolas", agrega Radamel Falcao.