Ahora es muy fácil viajar a Uruguay. Un avión nos deja en tan solo unas horas en suelo charrúa, con mucha comodidad y sin muchos contratiempos. Pero, ¿cómo era ir hasta allá casi 90 años, cuando la aviación comercial estaba en pañales? Esta fue la travesía de casi dos semanas entre cuatro países por mar y tierra que hizo la Selección Peruana para participar en el primer Mundial de la historia, en 1930.
El español 'Paco' Brú llegó tan solo un par de meses antes para dirigir a la bicolor, sin imaginar el desorden. La Federación Peruana de Fútbol, con prácticamente nada de fondos, debía hasta organizar amistosos para conseguir dinero y aceptar la invitación mundialista. La muy cómoda concentración de Ancón pasó su momento más crítico al hospitalizarse a varios de los futbolistas.
Para colmo, la expectativa de los hinchas era poca. La Copa América de 1929 fue un fracaso para la Selección Peruana y muy pocos esperaban un buen papel de la bicolor. En seis partidos oficiales en su corta historia, Perú apenas había ganado uno y perdió los cinco restantes.
El inicio del (largo) viaje
Luego de muchas idas y vueltas, la Selección Peruana abordó el vapor Orcoma el miércoles 25 de junio de 1930. Tenían que trasladarse hasta Mollendo, luego pasar por tres puertos chilenos, tomar un tren rumbo a Buenos Aires, pasar la cordillera, y fia tomar un vapor a Montevideo. El viaje para participar en la primera Copa del Mundo de la historia tomaría once días.
Los seleccionados fueron despedidos por una multitud de hinchas que los acompañaron desde su salida del estadio Nacional hasta el Muelle de la Guerra, en El Callao. Previo a la larga travesía, el dueño del hotel Plaza les regaló 25 kilos de café. La delegación llevó un cofre de plata de regalo para la Asociasión Uruguaya de Fútbol. El plantel de Olimpia de Paraguay, que hizo una gira el Lima, acompañó a los peruanos.
La travesía peruana
Un día después de partir, la delegación nacional llegó a Mollendo, y, 48 horas después, a Arica, su primera parada en Chile. Allí, los futbolistas recién pisaron tierra y acabaron decepcionados, pues en relatos habían imaginado una ciudad mejor. Un año antes, Tacna se había reincorporado al Perú luego de casi 90 décadas, así que aceptaron la invitación del cónsul peruano Martínez Casanave para visitar la localidad sureña.
Así pasaron tres días mar entre mar y puertos, donde desarrollaron un complejo plan de entrenamiento mientras navegaban en el vapor Orcoma. En Antofagasta presenciaron un amistoso entre el seleccionado local y Olimpia, la excusa para que peruanos y paraguayos declinen de enfrentarse en Mollendo. El martes 2 de julio dejaron el océano Pacífico y subieron a un tren para ir a Buenos Aires (Argentina).
Cuando pasaron la cordillera, la selección de Chile se sumó a la delegación peruana en Las Vegas (Mendoza). Pasaron tres días para que el plantel peruano llegue a la capital argentina. Allí, tomaron un vapor para llegar a Montevideo el viernes 5 de julio. A la mañana siguiente, fueron al balneario de Pocitos, sede del primer partido de Perú en un Mundial. Se hospedaron en el Parque Hotel.
Así fue el largo viaje de la Selección Peruana para decir presente en el primer Mundial de la historia en julio de 1930. Las derrotas ante Rumanía (3-1) y Uruguay (1-0) nos regresaron rápido a casa, o quizás no tanto porque el plantel regresó recién a finales de agosto.
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