La noticia de que senadores republicanos presentaran un proyecto que daría al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, un poder para imponer sanciones a China por su responsabilidad en la pandemia del COVID-19, no cayó bien en Beijing.
Y es que si China no realiza un informe completo sobre la pandemia del COVID-19, Estados Unidos se vería facultado de proporcionar sanciones. La respuesta del régimen fue cruda y dijo que tomaría “medidas de represalia”.
“Estamos resueltamente opuestos a esos proyectos legislativos y adoptaremos una respuesta firme y medidas de represalia” si son adoptados, advirtió ante la prensa el portavoz de la Asamblea Nacional Popular, Zhang Yesui.
“No es responsable ni moral ocultar sus propios problemas acusando a los demás”, dijo Zhang, en vísperas de la apertura del período de sesiones anual de la ANP. “Nunca aceptaremos demandas injustificadas ni demandas de indemnización”, advirtió.
Esta situación llega en un momento donde el régimen inicia su acto político más importante del año tras una demora de dos meses por la pandemia: la inauguración de la sesión anual de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPCh).
Los miembros de la Conferencia “contarán al mundo cómo China, como un país importante responsable, ha tomado medidas firmes y contribuyó a la cooperación internacional en la lucha contra la epidemia del COVID-19”, dijo el presidente del organismo, Wang Yang, en su informe antes más de 2.000 delegados.
La enfermedad apareció a finales de 2019 en Wuhan, ciudad del centro de China, que finalmente fue puesta en cuarentena a partir del 23 de enero por un período de dos meses y medio. Mientras tanto, la pandemia se propagó por todo el mundo, contaminando a más de 5 millones de personas, de las cuales casi 330.000 murieron.
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