Antes de que personajes como Joaquín “El Chapo” Guzmán o Pablo Emilio Escobar causaran terror con sus métodos para imponerse en el mundo del narcotráfico, una mujer impuso su ley a punta de sangre, fuego y cocaína: Griselda Blanco, la figura que inspiró su propia bioserie en Netflix protagonizada por Sofía Vergara.
Y es que la colombiana no solo se encargó de construir un imperio a base del narcotráfico, sino que diseñó un negocio de rutas para transportar las sustancias ilegales a Estados Unidos, valiéndose de métodos que hasta la actualidad se emplean en el sicariato o aprovechando a los cubanos que llegaron a Miami tras el éxodo de Mariel.
Además de su terrible fama, la mujer fue conocida como “La viuda negra” debido a la muerte de sus tres esposos, a quienes ordenó asesinar tras disputas por el poder que le daba el narcotráfico.
Ella en Miami, él en Medellín, pero ambos como grandes líderes en su tiempo, era irremediable que en algún momento cruzaran sus caminos. Dando origen a más de una teoría y rumor.
Para inicios de la década del 70, y tras una infancia llena de violencia en su natal Colombia, en donde se dice que cometió su primer asesinato a los 11 años, Griselda llegó a Miami, una ciudad que ya se estaba convirtiendo en el núcleo de la violencia, de la mano de Carlos Trujillo, un conocido falsificador que se convirtió en su primer esposo y el padre de Uber, Dixon y Osvaldo.
Aunque indirectamente, la mujer fue una de las responsables de la creación de la DEA en 1973, pues ya iba consolidando su poder de la mano de Antonio Bravo, su segundo esposo y quien la introdujo en el narcotráfico gracias a su red de contactos. Desde Colombia, Griselda había creado una creativa manera de transportar la cocaína: usar compartimientos secretos en la ropa interior de mujeres que utilizaban su línea de lencería.
Le siguieron 200 asesinatos, aproximadamente, ordenados por ella y ejecutados por pistoleros en motocicleta, una práctica que, se dice, ella inventó. Con el poder en sus manos, la mujer era casi invencible, hasta que la DEA siguió su rastro y todo se complicó.
¿Y Escobar? Curiosamente, aunque también indirectamente, los culpables de unir a ambas figuras fueron los agentes de la organización antinarcóticos, pues al enterarse de que era buscada, Griselda se vio obligada a huir a su natal Colombia en 1975, en una época en la que el cártel de Medellín empezaba a ganar poder.
Cuando ambos se conocieron, se cree que Griselda quedó impresionada con la crudeza, aunque también mucho carisma de Pablo Escobar, que marcaba diferencia con sus métodos. Él era temido, pero también querido por su gente; ella, por el contrario, se basa solo en el miedo.
Aunque portales como People apuntan a un rumor sobre un romance mentor - aprendiz, lo cierto es que medios como la BBC le atribuyen a Escobar una frase que sentencia la historia: “El único hombre al que alguna vez le tuve miedo fue a una mujer llamada Griselda Blanco”.
Se sabe que Griselda conoció a Escobar en una riña de gallos, una actividad que si bien licita, era dominada por mafias, una de las cuales era integrada por Pablo Emilio. Al verlo tan emocionado recogiendo el dinero de los cupos, la mujer le susurraría: “Esto es un chiste comparado con lo que es el polvo blanco”.
La mujer fue la responsable de enseñarle todo cuanto sabía, pero tras sus problemas legales en Estados Unidos, Escobar acaparó todo el poder y pasaron de ser maestro y aprendiz a una intensa rivalidad que no solo se desarrolló en Colombia, sino también en Miami. Sin embargo, para aquel momento, el narcotráfico ya estaba expuesto y cada vez era más complicado completar rutas con cocaína, reduciendo el negocio y con esto su influencia.
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