El hígado tiene una gran importancia en el organismo, debido a que se encarga de la digestión de los alimentos, almacena energía y elimina toxinas. Cuando este acumula mucha grasa, en un más del 5%, puede ser nocivo para la salud. Esta enfermedad sucede mayormente por factores como: el estilo de vida, un consumo elevado de calorías, sedentarismo, microbiota intestinal, genética, y enfermedades metabólicas como la diabetes.
Especialistas en salud consideran al hígado graso como una de las enfermedades hepática más comunes en todo el mundo, afectando a un 25% de la población, aproximadamente. Y proyectan que para el 2023 alcance el 33,5 % de casos. Además, se conoce que el hígado graso, se desarrolla en paralelo a otros trastornos metabólicos, como la obesidad, diabetes tipo 2, y enfermedades cardiovasculares.
La mala alimentación es uno de los factores más importante que influye en el daño en muchos casos irreversible, ya que puede desencadenar una cirrosis hepática. El consumo de elevadas cantidades de comida poco saludable pueden precipitar o empeorar la enfermedad por hígado graso. Si buscas reducir o evitar padecerlo, realiza actividad física y ten una alimentación saludable. y que no se nutre con alimentos ricos en fibra, por lo que ser delgado no es sinónimo de saludable.
Para lograr una mejora, es necesario una restricción calórica de al menos 500 kcal día proveniente de carbohidratos simples y complejos. Actualmente, se sabe que algunos macronutrientes, pueden contribuir al desarrollo de hígado graso, específicamente, la fructosa, las grasas saturadas, y las grasas trans. Reduciendo o eliminado su consumo de tu dieta, habrá regeneración progresiva del hígado.
Los alimentos prohibidos para el hígado graso que tienes que evitar
Si presentas hígado graso y buscas una mejora en tu salud, hay una serie de alimentos que debes disminuir su consumo para evitar la acumulación de grasa en el hígado y son: alimentos con alto contenido de grasas saturadas, sobre todo el consumo de carnes rojas, comida rápida, y productos procesados.
- Alcohol: Es el gran enemigo del hígado que, al metabolizarse, provoca un aumento de triglicéridos y sustancias dañinas para las células del hígado.
- Sal: Cuando el consumo es excesivo, puede dar lugar a una retención de líquidos y, por lo tanto, a un aumento de peso, además de ocasionar enfermedades hepáticas.
- Alimentos azucarados: Ya que, además de favorecer la obesidad, contribuyen a que se deposite grasa y causan inflamación.
- Carne roja: Contienen grasas saturadas, favoreciendo los depósitos de grasa en el hígado.
- Embutidos: Estos alimentos procesados propician para que tu hígado sea graso, porque están conformados de grasas saturadas.
- Alimentos refinados: Mucho de ellos contienen grandes cantidades de azúcar y porque contribuyen a la acumulación de grasa visceral y favorecen el sobrepeso.
Alimentos para prevenir y frenar el hígado graso
Con la finalidad de mejorar tu hígado y otras enfermedades, como, la obesidad y reducir algunas complicaciones de la diabetes, la pérdida de peso y una alimentación adecuada son cruciales. La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) aconseja como objetivo inicial de pérdida de peso “el descenso de al menos un 7% durante los seis primeros meses, a un ritmo de 0,5-1 Kg por semana”. El proceso de adelgazamiento debe ser progresivo y supervisado por especialista de salud con la finalidad de evitar complicaciones.
Nutricionistas y dietistas, consideran que el perfil de alimentación más recomendado en cuanto a su composición es el de la dieta mediterránea, que se caracteriza por las siguientes proporciones de nutrientes: 50-60% de hidratos de carbono, 20-30% de grasas con alto contenido en ácidos grasos monoinsaturados y omega-3 y 20% de proteínas.
Según la sociedad científica, es aconsejable que la dieta reúna estas características generales:
- Consumo preferente de aceite de oliva virgen extra.
- Restringir los hidratos de carbono con alto índice glucémico (en especial, el aporte de fructosa a través de bebidas azucaradas).
- Dos o tres raciones a la semana de pescado azul.
- Nueces (30-40 gramos 3 o cuatro veces a la semana).
- Café (2 o 3 tazas al día).
- Lácteos fermentados (por los beneficios que pueden aportar a la microbiota).
- Fruta y verdura fresca y de temporada, rica en antioxidantes naturales y fibra.
- Aumenta tu consumo de agua, la buena hidratación del intestino mejora la absorción de nutrientes y con esto mejora el metabolismo hepático, toma mínima dos litros de agua al día.
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