A tener en cuenta. Mientras todos los futbolistas latinoamericanos que militan en Europa descansan, un puñado de brasileños sigue saltando al terreno de juego todos los fines de semana. Uno de ellos es Julio César, el central del Vitebsk, epicentro del coronavirus en Bielorrusia, la única liga en marcha del continente.
“No tengo elección. Si hay que jugar, se juega. No tengo miedo, pero hay que ser prudente”, contó el defensor brasileño, que sigue jugando al fútbol en Bielorrusia pese a la crisis del coronavirus que azota al mundo. Las ligas de Nicaragua y Takiyistán son otras que también han seguido su curso en medio de la pandemia.
Asimismo, en una entrevista con la ‘Agencia EFE’, Julio César reconoció que sus familiares -como era de esperarse- no están de acuerdo con que siga jugando: “Mi familia está preocupada. Pero la verdad es que en Brasil es mucho más peligroso que Bielorrusia. Allí hay muchos más casos”, agregó.
Fiel a códigos futbolísticos ya casi olvidados de jugar llueva, nieve o granice, Julio César ya ha disputado con su equipo los tres primeros partidos del campeonato bielorruso, que es seguido por decenas de millones de aficionados en todo el mundo debido al parón del resto de torneos.
Sobre cómo es su día a día en Bielorrusia, el brasileño dijo: “Hay mucha gente con barbijos y cada vez menos personas en la calle. Por orden del club, apenas salimos de casa para entrenar. Por suerte, el campo de entrenamiento está cerca".
“Nos piden que nos quedemos en casa y nos dieron barbijos. En los partidos tampoco nos damos la mano, pero jugamos sin mascarillas”, añadió Julio César, con cierta ironía. En la ciudad han aparecido pintadas con cifras de muertos por coronavirus que superan la veintena, aunque las autoridades solo han reconocido 8 muertos y 500 contagios en todo el país.
La Federación Internacional de Futbolistas profesionales se ha quejado amargamente y esta semana se le han sumado las agrupaciones de aficionados de varios clubes bielorrusos, que han decidido boicotear los partidos de sus equipos, pero el presidente de la Federación de Fútbol Bielorrusa dejó bien claro que había que seguir jugando.
Con información de EFE
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