Revisa en la imagen interactiva las últimas diez campañas de Alianza Lima. (Diseño: Marcelo Hidalgo)
Cuando un periodista cualquiera pregunta a un futbolista cuáles son sus expectativas sobre llegar a equis equipo, la respuesta siempre es la misma. Sobre todo si se trata de un grande como Alianza Lima: "Quiero ser campeón".
Las mismas palabras repetirán el técnico, los jugadores que no se fueron, la dirigencia y hasta la hinchada. El objetivo común siempre es el mismo. Pero, si la meta de fin de año no es otra que levantar un trofeo: ¿Qué ha hecho mal Alianza durante la última década para no campeonar?
A diez años de su último título, un día como hoy, en Depor analizamos los problemas que pasaron por la dirigencia, comando técnico, plantel e incluso la hinchada.
1. Sin jerarquía y sin suerte.
La última vez que Alianza Lima demostró que sabe ganar finales fue el 27 de diciembre del 2006, un día como hoy. Bajo el mando de Pelusso, cayó en el partido de ida en Cusco ante Cienciano por 1-0, pero en Matute puso todo el corazón para darle vuelta con un contundente 3-1. Goles de Ernesto Arakaki, Flavio Mestri y un autogol de Carlos Lugo. Fue la estrella 22. La última.
En 2009 no pudo con su rival de toda la vida, Universitario. El equipo dirigido por Gustavo Costas hizo todo para llegar a la final, pero perdió en casa por 1-0 y volvió a caer por el mismo marcador en el Monumental.
El golpe dolió igual (o peor) ante Juan Aurich en 2011. Con Miguel Ángel Arrué como entrenador, Alianza rozó la Copa con los dedos: sacó un triunfazo en Chiclayo por 2-1, pero en casa fue derrotado por 1-0 y se forzó un tercer partido en el Nacional. Empate sin goles y fin del sueño: en los penales fallaron Édgar Gonzales, Luis Trujillo y Óscar Vílchez.
Ni Universitario ni Aurich fueron muy superiores, pero las finales son así. O las ganas con jerarquía o las ganas con un poquito de suerte.
2. La dirigencia de 'Pocho'.
Los equipos más ganadores en todas las ligas del mundo son los que más plata tienen. Alianza Lima tuvo mucho, pero no lo aprovechó. En época de bonanza, el club malgastó su dinero. ¿Cómo no recordar a Guillermo Alarcón? El expresidente del club (2009-2012) fue sentenciado a cinco años de cárcel por fraude en agravio del club blanquiazul.
'Pocho' debió responder por el delito de falsedad ideológica por inscribir 'fantasmas' como miembros de su directiva en Registros Públicos. También se le acusó de haber cobrado ilegalmente a sus cuentas personales las ventas que de Jefferson Farfán, Wilmer Aguirre y Rinaldo Cruzado. Y para terminar, tiene una sanción deportiva por el tema de las planillas falsas: no puede ejercer ningún cargo en el fútbol peruano por un periodo de diez años.
3. Las Administraciones, tampoco.
Susana Cuba tampoco salió bien parada de su gestión. A la ex administradora (2012-2015) se le acusó de apropiarse ilícitamente del patrimonio de Alianza Lima. En concreto, se asegura que compró tres pasajes aéreos para su esposo con dinero de las arcas del club.
Además, los socios mostraron en reiteradas ocasiones su preocupación por supuestos errores en la venta de jugadores, principal activo de todo club de fútbol en el mundo.
En consecuencia, hoy Alianza tiene tanto o menos presupuesto como los demás equipos nacionales, cuando pudo ser uno de los más ricos del Perú por su popularidad y venta de jugadores.
Sin embargo, se puede rescatar que a pesar de estas situaciones, tras el paso de Cuba y la actual gestión de Christian Bustos, los hinchas tienen un club más ordenado en la parte económica, pero con proyectos deportivos sin explotar.
4. Llegaron como estrellas, pero…
No es necesario retroceder mucho en el tiempo. En 2016, Alianza Lima se reforzó con jugadores que llegaron como 'salvadores', pero que finalmente murieron en el intento. Es el caso de uruguayo Walter Ibáñez, el colombiano Johnnier Montaño o incluso el peruano Reimond Manco. Todos estaban llamados a ser figuras, pero ahora ninguno está en los planes del próximo año.
Aunque el defensa Walter Ibáñez fue uno de las piezas que más se utilizó, su desempeño en esta temporada no superó su primer paso por Alianza Lima en 2014. ¿El error? Llegó tras ser desechado por la Universidad Católica de Chile y estar parado por varios meses. Montaño tampoco pegó la vuelta en las mejores condiciones físicas y su lesión en la rodilla no lo dejó despegar. Manco no alcanzó nunca su mejor nivel competitivo.
Otros fichajes fail de Alianza Lima…
5. Si no hay un perfil profesional, hay un grupo partido.
Cada año Alianza Lima busca jugadores por puesto eligiéndolos por su habilidad o pasado y no en base a un perfil profesional acorde al estilo del entrenador. No se arma un plantel ganador sin jugadores ganadores en todo sentido, no importa cuán talentosos sean.
Lo dijo Pier Larrauri recientemente cuando firmó por Muni. "En los equipos que salen campeón, el grupo es lo más importante. En Alianza, el grupo no era unido y mira lo que pasó. Era complicado, a pesar de los jugadores que teníamos. No había mucha unión y eso nos afectó a todos".
Y es verdad. Difícilmente se logra un campeonato sin un grupo sano o poco compenetrado.
6. Desaparición de las canteras.
"En mi mente no está volver a Alianza Lima. Me gustaría que valoren más a sus canteras y empiecen a ver más a estos jugadores, en lugar de otros que no pertenecer a la institución y no sienten la camiseta como sí lo hacemos nosotros", aseguró Sergio Peña a radio ISIL días atrás, en plena temporada de fichajes.
Muchos de los jugadores que Alianza formó y vendió luego no regresaron. Si se trabaja en canteranos que luego no vuelven, ¿para qué los formaste?
Los blanquiazules suelen jactarse de ser la cuna varios jugadores peruanos que juegan en el exterior: Guerrero, Farfán, Carrillo, Reyna, Ascues, Hurtado o Pizarro, aunque este último se inició en Pesquero y luego pasó por el cuadro íntimo para dar el gran salto.
Hoy el mal trabajo en menores salta a la vista cuando uno cae en cuenta que las últimas ventas al extranjero fueron las de Reyna al Red Bull Salzburg de Austria en 2013 y la de Carrillo al Sporting de Lisboa de Portugal en 2011.
Sin embargo, hay otra lista, a la sombra, de futbolistas que los íntimos nunca supieron explotar o retener. Hicieron juveniles en Alianza Lima, pero hoy o destacan en otros clubes o están desaparecidos.
7. Técnicos: sobre estilos.
¿En qué se parece Aguirre, Paez, Pizarro, Soto, Roverano y Sanguinetti, Mosquera y Jayo? Exacto. En nada. Cada uno muy distinto del otro, en estilo y manera de trabajo. Así, los jugadores que se quedan deben reaprender todo.
Antes de la llegada de Mosquera, el administrador de Alianza Lima, Christian Bustos, aseguró que contrataría a un entrenador que promueva el juego pícaro, uno acorde a la historia del club. "Nosotros jugamos diferente, ya que es una tradición que nos identifica desde hace muchos años". Luego llegó Roberto con ese mismo discurso, al igual que varios de los técnicos que pasaron y fracasaron.
Sin embargo, Mosquera no lo logró y aunque no estaba lejos del título, fue despedido. Lo mismo pasó con Guillermo Sanguinetti, quien con un estilo muy uruguayo y nada romántico consiguió el título del Torneo del Inca y el primer lugar del acumulado, mas no su permanencia.
Alianza necesita un técnico líder, que imponga un estilo que dé resultados, pero sobre todo que sea respaldado a muerte por los de arriba.
8. Técnicos: sobre procesos.
Por otro lado, basta ver la tabla de entrenadores desde 2006 para darse cuenta que los procesos no fueron respetados en Alianza. Y de este factor nace uno de los principales problemas: hace falta un trabajo a largo a plazo a nivel de entrenadores y jugadores.
9. La ausencia de un goleador.
Desde 1996, Alianza Lima no tiene un máximo artillero en el torneo peruano. El último fue Waldir Sáenz, hoy goleador histórico del club con 178 goles en 349 partidos. En aquella temporada, el delantero anotó 20 veces y el equipo íntimo fue subcampeón del fútbol peruano.
La historia se repitió en 1993 cuando hizo 31 goles. Alianza volvió a llegar a la final, pero la perdió ante Universitario de Deportes. Sin embargo, aunque ninguna de las dos veces fue campeón, no es un dato menor: los blanquiazules carecen desde entonces de un 9 letal que los acerque a la gloria.
10. La hinchada: siempre hay otra oportunidad.
La hinchada de Alianza Lima es pasional y no ha tenido poca paciencia. A pesar de diez años sin títulos, los íntimos siguen yendo al estadio y alentando a toda costa, incondicionalmente. Se trata de una fanaticada digna de un club grande. Sin embargo, existen situaciones que no se deben volver a repetir.
Entrar por la fuerza a Matute y golpear brutalmente a los jugadores después de una goleada en Copa Libertadores (4-0 ante Huracán) no hace más fácil un campeonato. "Los hinchas entraron al vestuario y nos atacaron a Cueva, Araujo y a mí con palos, fierros y pistolas. Tratamos de defendernos, pero eran muchos y muy pocos de los compañeros nos defendieron", contó el volante Víctor Cedrón tras el lamentable hecho del 5 de febrero de 2015.
Tampoco es beneficioso recibir una sanción de la Conmebol por el mal comportamiento de los hinchas en un partido de Sudamericana. En 2014, cerca de siete bengalas cayeron al campo cuando Alianza Lima enfrentaba a Barcelona de Guayaquil. El juego se tuvo que suspender a falta de cinco minutos por la cantidad de humo y falta de garantías. Consecuencia: el impedimento de jugar con público como local en cualquier torneo internacional por tres fechas.
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Revisa en la imagen interactiva las últimas diez campañas de Alianza Lima. (Diseño: Marcelo Hidalgo)
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Las mismas palabras repetirán el técnico, los jugadores que no se fueron, la dirigencia y hasta la hinchada. El objetivo común siempre es el mismo. Pero, si la meta de fin de año no es otra que levantar un trofeo: ¿Qué ha hecho mal Alianza durante la última década para no campeonar?
A diez años de su último título, un día como hoy, en Depor analizamos los problemas que pasaron por la dirigencia, comando técnico, plantel e incluso la hinchada.
1. Sin jerarquía y sin suerte.
La última vez que Alianza Lima demostró que sabe ganar finales fue el 27 de diciembre del 2006, un día como hoy. Bajo el mando de Pelusso, cayó en el partido de ida en Cusco ante Cienciano por 1-0, pero en Matute puso todo el corazón para darle vuelta con un contundente 3-1. Goles de Ernesto Arakaki, Flavio Mestri y un autogol de Carlos Lugo. Fue la estrella 22. La última.
En 2009 no pudo con su rival de toda la vida, Universitario. El equipo dirigido por Gustavo Costas hizo todo para llegar a la final, pero perdió en casa por 1-0 y volvió a caer por el mismo marcador en el Monumental.
El golpe dolió igual (o peor) ante Juan Aurich en 2011. Con Miguel Ángel Arrué como entrenador, Alianza rozó la Copa con los dedos: sacó un triunfazo en Chiclayo por 2-1, pero en casa fue derrotado por 1-0 y se forzó un tercer partido en el Nacional. Empate sin goles y fin del sueño: en los penales fallaron Édgar Gonzales, Luis Trujillo y Óscar Vílchez.
Ni Universitario ni Aurich fueron muy superiores, pero las finales son así. O las ganas con jerarquía o las ganas con un poquito de suerte.
2. La dirigencia de 'Pocho'.
Los equipos más ganadores en todas las ligas del mundo son los que más plata tienen. Alianza Lima tuvo mucho, pero no lo aprovechó. En época de bonanza, el club malgastó su dinero. ¿Cómo no recordar a Guillermo Alarcón? El expresidente del club (2009-2012) fue sentenciado a cinco años de cárcel por fraude en agravio del club blanquiazul.
'Pocho' debió responder por el delito de falsedad ideológica por inscribir 'fantasmas' como miembros de su directiva en Registros Públicos. También se le acusó de haber cobrado ilegalmente a sus cuentas personales las ventas que de Jefferson Farfán, Wilmer Aguirre y Rinaldo Cruzado. Y para terminar, tiene una sanción deportiva por el tema de las planillas falsas: no puede ejercer ningún cargo en el fútbol peruano por un periodo de diez años.
3. Las Administraciones, tampoco.
Susana Cuba tampoco salió bien parada de su gestión. A la ex administradora (2012-2015) se le acusó de apropiarse ilícitamente del patrimonio de Alianza Lima. En concreto, se asegura que compró tres pasajes aéreos para su esposo con dinero de las arcas del club.
Además, los socios mostraron en reiteradas ocasiones su preocupación por supuestos errores en la venta de jugadores, principal activo de todo club de fútbol en el mundo.
En consecuencia, hoy Alianza tiene tanto o menos presupuesto como los demás equipos nacionales, cuando pudo ser uno de los más ricos del Perú por su popularidad y venta de jugadores.
Sin embargo, se puede rescatar que a pesar de estas situaciones, tras el paso de Cuba y la actual gestión de Christian Bustos, los hinchas tienen un club más ordenado en la parte económica, pero con proyectos deportivos sin explotar.
4. Llegaron como estrellas, pero…
No es necesario retroceder mucho en el tiempo. En 2016, Alianza Lima se reforzó con jugadores que llegaron como 'salvadores', pero que finalmente murieron en el intento. Es el caso de uruguayo Walter Ibáñez, el colombiano Johnnier Montaño o incluso el peruano Reimond Manco. Todos estaban llamados a ser figuras, pero ahora ninguno está en los planes del próximo año.
Aunque el defensa Walter Ibáñez fue uno de las piezas que más se utilizó, su desempeño en esta temporada no superó su primer paso por Alianza Lima en 2014. ¿El error? Llegó tras ser desechado por la Universidad Católica de Chile y estar parado por varios meses. Montaño tampoco pegó la vuelta en las mejores condiciones físicas y su lesión en la rodilla no lo dejó despegar. Manco no alcanzó nunca su mejor nivel competitivo.
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5. Si no hay un perfil profesional, hay un grupo partido.
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Lo dijo Pier Larrauri recientemente cuando firmó por Muni. "En los equipos que salen campeón, el grupo es lo más importante. En Alianza, el grupo no era unido y mira lo que pasó. Era complicado, a pesar de los jugadores que teníamos. No había mucha unión y eso nos afectó a todos".
Y es verdad. Difícilmente se logra un campeonato sin un grupo sano o poco compenetrado.
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"En mi mente no está volver a Alianza Lima. Me gustaría que valoren más a sus canteras y empiecen a ver más a estos jugadores, en lugar de otros que no pertenecer a la institución y no sienten la camiseta como sí lo hacemos nosotros", aseguró Sergio Peña a radio ISIL días atrás, en plena temporada de fichajes.
Muchos de los jugadores que Alianza formó y vendió luego no regresaron. Si se trabaja en canteranos que luego no vuelven, ¿para qué los formaste?
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Hoy el mal trabajo en menores salta a la vista cuando uno cae en cuenta que las últimas ventas al extranjero fueron las de Reyna al Red Bull Salzburg de Austria en 2013 y la de Carrillo al Sporting de Lisboa de Portugal en 2011.
Sin embargo, hay otra lista, a la sombra, de futbolistas que los íntimos nunca supieron explotar o retener. Hicieron juveniles en Alianza Lima, pero hoy o destacan en otros clubes o están desaparecidos.
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Sin embargo, Mosquera no lo logró y aunque no estaba lejos del título, fue despedido. Lo mismo pasó con Guillermo Sanguinetti, quien con un estilo muy uruguayo y nada romántico consiguió el título del Torneo del Inca y el primer lugar del acumulado, mas no su permanencia.
Alianza necesita un técnico líder, que imponga un estilo que dé resultados, pero sobre todo que sea respaldado a muerte por los de arriba.
8. Técnicos: sobre procesos.
Por otro lado, basta ver la tabla de entrenadores desde 2006 para darse cuenta que los procesos no fueron respetados en Alianza. Y de este factor nace uno de los principales problemas: hace falta un trabajo a largo a plazo a nivel de entrenadores y jugadores.
9. La ausencia de un goleador.
Desde 1996, Alianza Lima no tiene un máximo artillero en el torneo peruano. El último fue Waldir Sáenz, hoy goleador histórico del club con 178 goles en 349 partidos. En aquella temporada, el delantero anotó 20 veces y el equipo íntimo fue subcampeón del fútbol peruano.
La historia se repitió en 1993 cuando hizo 31 goles. Alianza volvió a llegar a la final, pero la perdió ante Universitario de Deportes. Sin embargo, aunque ninguna de las dos veces fue campeón, no es un dato menor: los blanquiazules carecen desde entonces de un 9 letal que los acerque a la gloria.
10. La hinchada: siempre hay otra oportunidad.
La hinchada de Alianza Lima es pasional y no ha tenido poca paciencia. A pesar de diez años sin títulos, los íntimos siguen yendo al estadio y alentando a toda costa, incondicionalmente. Se trata de una fanaticada digna de un club grande. Sin embargo, existen situaciones que no se deben volver a repetir.
Entrar por la fuerza a Matute y golpear brutalmente a los jugadores después de una goleada en Copa Libertadores (4-0 ante Huracán) no hace más fácil un campeonato. "Los hinchas entraron al vestuario y nos atacaron a Cueva, Araujo y a mí con palos, fierros y pistolas. Tratamos de defendernos, pero eran muchos y muy pocos de los compañeros nos defendieron", contó el volante Víctor Cedrón tras el lamentable hecho del 5 de febrero de 2015.
Tampoco es beneficioso recibir una sanción de la Conmebol por el mal comportamiento de los hinchas en un partido de Sudamericana. En 2014, cerca de siete bengalas cayeron al campo cuando Alianza Lima enfrentaba a Barcelona de Guayaquil. El juego se tuvo que suspender a falta de cinco minutos por la cantidad de humo y falta de garantías. Consecuencia: el impedimento de jugar con público como local en cualquier torneo internacional por tres fechas.
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