Lo que debía ser la gran noticia para el fútbol piurano ha terminado por convertirse en una pesadilla administrativa que parece no tener fin. Mientras los hinchas de Atlético Grau esperaban con ansias el anuncio de una fecha de reapertura para el 2026, una decisión drástica por parte del consorcio ejecutor ha dejado al Estadio Miguel Grau en un estado de abandono técnico que nadie vio venir. La resolución del contrato no solo paraliza las obras de infraestructura, sino que abre un conflicto legal de proporciones que amenaza con dejar a la región sin su principal escenario deportivo por un tiempo indefinido.
Esta situación crítica se origina en medio de una serie de incumplimientos y desacuerdos entre la constructora y las autoridades regionales, lo que ha derivado en la paralización total de las actividades en el recinto miraflorino. El golpe es especialmente duro para la afición, que veía en esta remodelación la oportunidad de recuperar su localía.
De acuerdo con la información revelada por el portal Norte Sostenible, el Consorcio Estadio Piura tomó la determinación de resolver el contrato de la obra denominada “Mejoramiento del servicio deportivo del Estadio Miguel Grau”. La empresa argumenta que existen retrasos en los pagos y una falta de aprobación de adicionales necesarios para continuar con las labores de modernización del campo y las tribunas.

La paralización afecta puntos neurálgicos del proyecto, como la instalación del nuevo gramado y el sistema de iluminación, elementos indispensables para que el estadio reciba el visto bueno de la Federación Peruana de Fútbol para el próximo año. Sin un ejecutor a cargo, el proceso de liquidación y la posterior convocatoria de una nueva licitación podrían demorar meses, o incluso años.
Desde el Gobierno Regional de Piura, la respuesta ha sido de rechazo a la medida tomada por el consorcio, alegando que se han cumplido con los cronogramas establecidos y acusando a la empresa de una falta de capacidad operativa para culminar el proyecto.
Para Atlético Grau, esta noticia representa un revés estratégico en su planificación para la temporada 2026. El club “albo” ya venía gestionando su localía en Sullana o Bernal, pero la esperanza de volver al Miguel Grau era el motor principal de su campaña de marketing y de captación de socios, planes que ahora deberán ser replanteados de emergencia.

El impacto no es solo deportivo, sino económico para la ciudad, que pierde la oportunidad de dinamizar el comercio local con la llegada de los grandes clubes del país. Con las obras a medio hacer y el presupuesto en disputa, el recinto de Piura se suma a la triste lista de elefantes blancos que empañan la infraestructura deportiva nacional en los últimos tiempos.
Finalmente, la incertidumbre reina en la ciudad del eterno calor. Se espera que en las próximas horas las autoridades regionales brinden una conferencia de prensa para explicar los pasos a seguir, mientras la hinchada prepara movilizaciones para exigir que el fútbol vuelva pronto al Miguel Grau y que esta resolución de contrato no sea la sentencia de muerte de su localía.
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