Listo. Estamos fuera. Y así llegó con más fuerza la inevitable pregunta que eliminatoria tras eliminatoria aparece entre los que vivimos el fútbol fuera de un campo de juego. ¿Debe irse o no Gareca? De igual forma ha pasado con Markarián, Chemo, Autouri, Maturana, Oblitas, etc. Se trata de una pregunta escondida que de repente aparece y que siempre llega de la mano con la resignación de un nuevo Mundial que nos perdemos, el noveno consecutivo.
Gareca debe quedarse. Sí. La meta es inalcanzable, sin embargo, una renovación para Qatar 2022 debería estar sujeta a ciertos objetivos a corto y mediano plazo. El principal es mantener una idea de juego hasta el último partido de Eliminatorias. Saber exactamente a qué juega Perú. Sería inviable mantener a un técnico que a finales del 2017 no haya plasmado su idea de juego en el equipo.
1. El técnico debe tener la capacidad de aumentar el rendimiento de aquellos futbolistas con los que ha contado usualmente. Flores, Ruidíaz, Corzo, Trauco, Tapia, entre otros. Estos jugadores deberán tener una mejor performance con la selección, que la que han tenido en la última fecha doble o en la Copa América del 2015.
2. Competir de visitantes. Las derrotas en condición de visitante son altamente probables, pero no pueden hacerse costumbre. Es uno de los objetivos que asumió Gareca al inicio de la Eliminatoria y que, al igual que Del Solar y Markarián, no ha podido cumplir. Es una tarea pendiente para un técnico que creyó poder clasificar al Mundial con este equipo.
3. El puesto en las Eliminatorias. No estaremos entre los cinco mejores de Sudamérica. Para el 2006, estuvimos solo por delante de Bolivia. Para el 2010, quedamos últimos y en el 2014 nos mantuvimos séptimos, solo por delante de Bolivia y Paraguay. Si se evalúa la continuidad de Gareca, debería apuntarse a un mínimo de puntos conseguidos hasta el final de la Eliminatoria o, por lo menos, quedar como el mejor entre los peores, quedar por encima de Bolivia y Venezuela.
4. Evitar esos errores groseros. Quizás el peor de todos fue el que sucedió en el Perú vs. Chile del Estadio Nacional, en el cual nuestro técnico asumió toda la responsabilidad. Es muy complicado, especialmente en Eliminatorias, mantener a un técnico cuya probabilidad de error es muy alta.
Los apasionamientos propios de este deporte llevan a la opinión apresurada, contraria y, en muchas ocasiones, sin argumentos. Despedir a Gareca, a estas alturas, podría traer consigo el cegarse a la situación actual de nuestro fútbol. Nuevamente, las luces y "esperanzas" iluminarán al nuevo técnico, dejando a un lado lo más complicado de solucionar: el rescate al caos que se vive en nuestro torneo local, quizás el principal causante de tantos años de frustración.
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