La palabra de Ricardo Gareca solo confirmaba el talento que su ‘Ojo de Tigre’ ya había percibido hace mucho: “Se ha ganado una consideración mundial”. Los elogios a Christian Cueva reposan en el pase de tres dedos que le envió a Gianluca Lapadula ante Paraguay o quizás en aquel giró sobre Wilmar Barrios en tierras colombianas. Y en todo eso que despierta cada vez que pisa la pelota como si estuviera en una losa. Sin embargo, el ‘10’ no quiere hablar en primera persona cuando se trata de analizar su actualidad en la Selección Peruana: en cada oración está el grupo de la bicolor, su familia y Dios.
‘Aladino’ conversó con Depor sobre los sueños que tiene de llegar al Mundial de Qatar 2022 (sí, también se refirió al grupo que integraríamos si es que damos el siguiente paso), de cómo se van a preparar para llegar con todo al repechaje -para enfrentar a Australia o Emiratos Árabes-, de la anécdota con Renato Tapia en pleno partido en Barranquilla y de la llamada que recibió de Juan Román Riquelme.
Restan 90 minutos con el repechaje (el rival saldrá entre Australia o Emiratos Árabes). ¿Cómo te encuentras después de lo que se vivió a lo largo de las Eliminatorias?
Más tranquilo y pensando en lo que viene. De hecho fue una alegría después del partido (vencimos 2-0 a Paraguay), de clasificar al repechaje. Ahora hay que prepararse y tomar todo esto con mucha tranquilidad.
¿Están pendientes del plan para el repechaje (viajarían a Barcelona los últimos días de mayo, previo al choque ante Australia o Emiratos Árabes que se realizará en Doha)?
Sí. Mis padres y mi esposa me comentaron la situación. Desde mi punto de vista es lo mejor, porque la temporada allá es un poco complicada, por no decirlo más feo (risas). Los ‘profes’ lo manejan muy bien, con el cronograma siempre a su tiempo y en el momento oportuno.
A propósito de tu presente en Al Fateh, ¿se puede decir que Wilder Cartagena, André Carrillo (se viene recuperando de un esguince en la rodilla izquierda) y tú están acostumbrados a este tipo de climas o uno no se llega a adaptar del todo a ese horno?
Hablando netamente de esta temporada, se hace más difícil. Uno tiene que ir mentalizándose dónde está y en qué situación está. Todo tiene que pasar por la cabeza y el corazón. Y toca prepararse, porque para toda situación y terreno de juego, uno tiene que prepararse. Hidratarse bien y yo estoy haciendo eso.
En la Eliminatoria hubo momentos complejos y se veía lejano el objetivo, pero luego el equipo comenzó a sumar. Y en medio de todo ello te tocó recibir críticas. Sobre todo por el partido en La Paz. ¿Cómo analizas todo el proceso?
Nosotros siempre estamos juntos en los momentos más difíciles. Uno logra entender muchas situaciones en el camino. En la Eliminatoria uno puede estar en buen o mal momento pero la única manera (de salir) es estar juntos. Nosotros siempre hemos pensado así. Esta es una familia (la Selección Peruana) y las familias tienen que estar juntas.
En lo personal –por la familia o amistades– me enteraba de muchas cosas. Como te dije en su momento, no hablaba con la prensa porque sentía que muchos, no todos, no hacían su labor completamente bien. Entonces, lo dejaba al margen para no tener ningún conflicto. Lo dejé de lado para seguir enfocándome en lo mío, sino no podía estar bien.
Y te enfocaste en lo tuyo...
Luego de eso, fue pasando el tiempo, las cosas mejoraron y hoy estoy hablando porque siento que es el momento oportuno. Claro, dejando en claro que falta un paso. Porque yo siempre dije, quiero hablar después de cumplir el objetivo, pero Dios lo quiso así. Y aquí estamos. Espero que todo esto sume y no reste.
Te lo menciono no solo por tu caso, sino también por lo que le tocó vivir a Edison Flores, a Santiago Ormeño o al propio Anderson Santamaría. ¿Cómo se manejan esos momentos: ustedes hacen un solo puño o Ricardo Gareca también se involucra?
Siempre nos habla el ‘profe’. Pero nosotros también nos juntamos, hablamos. Cuando pasó lo de Yotún, por ejemplo. Fue muy atacado por el penal fallado (en Buenos Aires ante Argentina). Entonces el equipo ya tiene una madurez y una experiencia diferente.
Ahora, el tema no es acumular todo, de tantas cosas que se puedan dar. Ningún ser humano lo va a aguantar. Y nosotros más allá de ser futbolistas o personas públicas, somos humanos. Entonces la gente por ahí –hablo en general– tiene que comprender eso. Porque si nos ponemos de tú a tú con todo el mundo, no conseguiríamos nada. Nosotros nos enfocamos mucho en que esté bien el grupo, con el cuerpo técnico también.
¿En lo personal te refieres a lo que te tocó vivir en el fútbol turco (su salida de Yeni Malatyaspor)?
A ese y a otros casos, ¿no? Jamás lo aclaré y nunca dije nada. Tenía que estar tranquilo conmigo mismo, encontrarme con Dios. Porque sé que él es mi fortaleza, porque es la única manera de estar bien con mi familia, que es lo más importante. Y sentía que si en ese momento salía a hablar, no le hubiese agradado a nadie. Y quizá pude decir muchas cosas que son ciertas. Pero eso queda en mí y son cosas del pasado.
Ahora, así como nosotros tenemos la labor de entrenar, cuidarnos y jugar, yo siempre digo... cuando alguien trabaja en los medios de prensa, tiene que informarse. Llegar a la información, no dejarse llevar por muchos comentarios y por lo que puedan decir en otro lado. Simplemente eso y al final no le falto el respeto a nadie. Simplemente digo lo que pienso en cuanto a esa situación.
Hace un par de semanas hablé con Renato Tapia y me comentaba de una anécdota del partido en Barranquilla. Me dijo que en pleno cotejo te acercaste con la siguiente frase: “Hermano, una vamos a tener, necesito que se queden atrás y no pase nadie”. Al final se abrazaron con el alma. ¿Cuéntame cómo fue eso?
Después del partido uno lo recuerda, y con muchos sentimientos encontrados. Y es que estábamos jugando ante un gran rival, que siempre trató de hacer lo suyo. En ese momento era un rival directo. Quien sumaba se disparaba un poquito. Para nosotros era difícil jugar ante un rival así y contra el calor que era fuerte. A mí, por ejemplo, el primer tiempo me tocó la banda izquierda, donde estaba todo el sol y tenía a Cuadrado, que pasaba todo el rato. Entonces teníamos que hacer un trabajo táctico importante.
El desgaste se fue sintiendo en todo el partido y queríamos soltarnos un poco más. Pero ellos con su gente y en su estadio y con un gran equipo que tienen, siempre estuvieron encima de nosotros. Y en el cansancio le digo a ‘Cabeza’: “Hermano, no puede entrar ninguna. Estoy seguro, por Dios, que vamos a tener una. Por favor, nos rompemos para que no entre nada”. En el campo yo siempre tengo a Dios. Pasamos el momento y sale la jugada. Salí de (Wilmar) Barrios, seguí con la conducción y vi a ‘Orejitas’ que pasaba como Usain Bolt. Es un tipo tocado, muy noble y sencillo, que merece un respeto. Gracias a él se dio el gol y conseguimos los tres puntos. Eso queda para el recuerdo y la historia.
Hubo un vestuario particularmente emotivo…
Todos los partidos son casi finales, sobre todo las cuatro últimas fechas (de las Eliminatorias). Teníamos que estar a tope, en el sentido de jugar al límite. Hemos sabido hacerlo. El de Colombia fue un partido donde sentíamos que era el momento, más allá de romper rachas. Era el momento en el que teníamos que ganar para seguir en carrera. Y después de eso, los abrazos, los sentimientos encontrados de cada uno. Y yo que tengo a mi esposa, a mis hijos, a mis viejos, a mis hermanos, que los llamo. Gracias a Dios se dio el partido. Mis viejos me estaban acompañando. Imagínate esa felicidad enorme.
Nos trasladamos a Montevideo. ¿Te quedaste mucho tiempo pensando en si la pelota entró en el arco de Sergio Rochet?, ¿Cuánta bronca quedó?
La sensación en ese momento fue dura, muy hablada. Ya en el avión nosotros cambiamos rápidamente. Empezamos a conversar… que ya está, que tenemos que pensar en lo que venía. Al día siguiente, empezamos con las sonrisas, con las bromas, pero sin irnos de lo que era más importante: el partido con Paraguay. El ánimo volvió a ser el mismo. Uno siente, pero no teníamos tiempo para seguir pensando en eso, porque ya era la última fecha de las Eliminatorias y no teníamos margen de nada. Dependíamos de nosotros y eso era importante. El equipo siempre muestra madurez en los momentos más duros.
El día que Juan Román Riquelme lo llamó
¿Hubo algo con Boca Juniors? ¿Te llamó Juan Román Riquelme?
Sí, me impresioné mucho cuando habló conmigo. De hecho, tanto mis hermanos y yo siempre fuimos hinchas de Boca. Cuando me llamó fue un sueño, de hablar con un ‘10′ que uno siempre siguió, que admiró. La posibilidad estuvo. Yo tenía contrato, y la verdad que en Arabia Saudita, la gente de Al Fateh se porta muy bien conmigo, me trata de maravilla. Solo hago mi trabajo y dejo las cosas en manos de Dios. Él tiene un propósito conmigo.
Ricardo Gareca en una conferencia dijo: “A Boca uno nunca le dice que no”. En ese momento pensé que ibas a Argentina de todas maneras. ¿Conversaste con tu club?
Se manejó muy directo con mi empresario. Yo lo único que quería era estar enfocado en estas últimas fechas que quedaban de selección. La ilusión la tengo desde hace mucho, eso siempre lo he dicho. En el fútbol hay muchas situaciones que uno tiene que ver, arreglar. Si uno estuviese libre, sería más rápido. También analizar muchas cosas personales. Y también las personas de Al Fateh son maravillosas conmigo, las quiero mucho. Y siento que el día que pueda dejar el club, que puede pasar, lo voy a sentir.
Te ha llamado Maradona, Riquelme, Tinelli…
Otro importante que me llamó fue Verón. Imagínate escuchar la voz de tremendos jugadores, es un sueño. Como también escuchar a mi tío Hugo Sotil, a César Cueto. Escuchas a muchos grandes y por algo será. Dios sabe lo que soy como persona, y sabe la familia que tengo.
Cada vez se te ve más integrado en Al Fateh…
Yo he llegado a un club estupendo, con maravillosas personas, que desde el primer día me brindaron mucho apoyo y cariño, mucho respeto. Cómo no ser recíproco con esas cosas. Cuando me ayudan, yo siempre trato de duplicar eso, con mucho más esfuerzo. Y estoy feliz, es un club maravilloso y ha crecido muchísimo. Va a tener un nuevo estadio. Quiere competir y estar arriba. Es una liga muy exigente. Por algo, más allá de lo económico, van grandes jugadores.
¿Hasta cuándo te quedas con Al Fateh?
Tengo todavía un año más de contrato, con una posible renovación. Siento que se dará después del repechaje. Mi cabeza solo está en eso. Lo único que quiero es seguir disfrutando de mi buen momento futbolístico y personal. Y si en algún momento no estoy bien, trataré de corregir rápidamente.
¿Australia o Emiratos Árabes?
En estos momentos nos toca prepararnos para enfrentar a cualquier rival que nos toque. Con mucha humildad, mucho respeto y enfrentarlo como lo hicimos en todos los partidos decisivos, dejando todo en el campo. Tenemos todo un país que nos alienta y que está encima de nosotros. Es un plus importante. La hinchada peruana ha demostrado mucho por nosotros.
Me encantaría que ingresemos a ese grupo maravilloso del Mundial, porque parece que se repite la historia: Francia, Dinamarca y Túnez. Sería lindo, ¿no?
De hecho que sería bonito estar en el Mundial. Ahora ya se sabe a qué grupo se iría, donde conocemos a dos rivales más de cerca. Pero ahora toca pensar en lo que es este repechaje. Nuestra cabeza está metida en eso, para que se den las cosas bien, los sueños y con la honra de Dios, poder lograrlo.
¿Conversaste con Paolo Guerrero o Jefferson Farfán? Sé que tienen una gran relación…
De hecho hay una comunicación con los dos. Definitivamente siempre están con el grupo, nos están apoyando, siempre hay un mensaje de aliento. He conversado con Jefferson y Paolo, y están con todas las ganas de estar acá. Son cracks y nuestro país les tiene que tener una admiración. Dios permita que puedan estar libre de todo y estén con el grupo. El grupo se fortalece muchísimo (con ellos). Ya demostraron en muchas ocasiones lo que significa su presencia.
Se nota que la interna está muy unida. Y ese es uno de los puntos fuertes de la selección, con mucha joda. Ahora, ¿qué te gusta más: que te bese Gianluca Lapadula o ponerle ‘chapas’ a Santiago Ormeño?
(Risas) Es muy cariño mi ‘compadre’ Lapadula, con él también hay una afinidad muy linda. Siempre tiene un abrazo o un beso para mí. Hace unos días conversamos. Ormeño también es un tipo muy cariñoso. Se acoplaron muy bien al grupo. Ahora, el cariño hasta un límite nomás porque sino la ‘patrona’… (risas). La joda siempre está presente en un grupo.
¿Hablaste con Carlos Zambrano (salió lesionado en el último partido con Boca Juniors, por Copa Libertadores)?
Lo importante es que esté tranquilo, esté con su familia y pueda recuperarse. Y que pueda dar lo mejor a su club y a la selección porque de eso se trata, de estar bien en ambos lados.
Físicamente se nota un cambio, aguantando bastante bien la marca de los defensores…
Es algo que siempre he tenido hasta en el barrio, cuando era más chico. Y en el fútbol vas tratando de perfeccionar porque te vas encontrando con jugadores de muchísimo nivel. Y vas creciendo y miras otras realidades. Así empieza la ‘maña’ para jugar al fútbol. El trabajo físico también fue importante. No soy de comerme los fierros, pero aprendí a entrenar con José (Neyra), y a cuidarme también. No puedo pensar en el pasado. El presente es esto y Dios quiso esto para mí y lo quiero disfrutar.
Te quiero preguntar algo, muy parecido a lo que te dije previo al Mundial de Rusia. En aquella oportunidad me respondiste: “Vamos a ir a Rusia y a todos los mundiales”. Ahora te consulto, ¿llegamos a Qatar 2022?
Con la fe puesta en el Señor, yo creo que sí. Él tiene algo preparado para todos nosotros.
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