Su círculo laboral lo cataloga como un técnico obsesivo y metódico. Tanto así que, dos días después de sufrir una arritmia, no fue a su casa para seguir reposando, sino que se trasladó directamente al entrenamiento de Newell's Old Boys. Una vez instalado en el predio, dirigió la práctica, como si nada hubiera pasado: gritó, saltó y hasta se dio tiempo para ‘guapear’ a Luis Advíncula.
“Para mí, es el mejor lateral del mundo. Es un futbolista de elite. Tiene todas las condiciones para ser el mejor del mundo, por sus características. No solo por su capacidad física, sino también por técnica. Le tengo un cariño especial, porque es una persona muy noble y seria”, nos dice Diego Mario Osella, quien dirigió a Luis Advíncula en Newell's Old Boys.
De la mano de ‘El Oso Osella, Advíncula aprendió a dosificar el aire para atacar y, sobre todo, defender. De hecho, al técnico no le bastaba con que ‘Bolt’ pise el campo contrario para tirar centros, si luego carecía de fuerza para retroceder con convicción. Fue así como ‘Lucho’ conoció más a fondo su posición de lateral derecho, en una tierra que no perdona los errores.
El camino que recorrió Luis Advíncula para convertirse en "uno de los mejores laterales del mundo"
“Tiene la aceleración con y sin balón. Pero había que enseñarle a dosificarla ese ‘spring’. En su posición, la sorpresa es un factor determinante para transformarlo en un agente ofensivo”, recuerda el hoy estratega de San Luis de Quillota.
Osella no carga con el apellido pesado de un exfutbolista (jugó en Newell's Old Boys), pero – ahora en su versión de técnico - no tiene miedo en reconocer que es un fiel admirador de Diego Simeone, Jorge Sampaoli y Marcelo Bielsa. Y bajo esa filosofía de trabajo, Luis Advíncula pulió su reportorio para luego conquistar México.
“Es de esos jugadores que disfrutaba los entrenamientos. No solo entrena y se va. Le gusta familiarizarse. Es un lateral completo. Le ha hecho muy bien estar con Ricardo Gareca. Ahora está más enfocado en seguir creciendo. Estamos ante un gran futbolista”, concluye.